Opinión

El 68 penquista

Por: Diario Concepción 17 de Mayo 2018
Fotografía: Diario Concepción.

Danny Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

En el marco de los 50 años de los acontecimientos de mayo del 68, cabe plantearse algunas cuestiones que dicen relación con una mirada local sobre aquel momento histórico, en otras palabras qué lecturas desde Concepción y la región se pueden hacer sobre aquella coyuntura histórica; asimismo esbozar determinadas interrogantes tales como: ¿cuáles fueron las consecuencias que trajeron los sucesos del mayo francés en la ciudad de Concepción?, ¿cuáles eran los principales espacios de sociabilidad donde se congregan las elites y los sectores populares penquista?, ¿cuáles eran las principales actividades culturales que se desarrollaban por aquellos años?, ¿cuál fue el desarrollo del movimiento estudiantil ante el proceso reformista de 1968? y ¿cuáles eran los principales movimientos y grupos de poder que con mayor fuerza se expresaron en aquel momento?.

En otras palabras el “68 penquista” nos invita a preguntarnos ciertas cuestiones que no han sido del todo indagadas por la historiografía local, por ejemplo el proceso de reforma universitaria en la Universidad de Concepción.

Al día de hoy y más allá de algunas referencias en determinados artículos o investigaciones, así como el trabajo de tesis de pregrado en historia, aquel proceso desarrollado en la Universidad penquista carece de un estudio sistemático que dé cuenta, no sólo de cómo se encausó institucionalmente la Reforma Universitaria en la tercera universidad del país, sino, y quizás más importante aún, el dar cuenta de las tensiones, los conflictos y las relaciones de poder que estuvieron directa e indirectamente asociadas a la reforma. Allí es posible de identificar a los sectores reformistas, rebeldes, masones y cristianos. Grupos que de una u otra forma buscaron obtener o mantener/conservar/resguardar algún beneficio o cuota de poder al interior de la Universidad. Por otra parte, también sería interesante analizar las características de la vida cotidiana de la ciudad, por ejemplo los problemas de la vivienda, infraestructura, trabajo, salud y educación.

Pero no es todo, analizar el mayo francés en una lectura local, también nos permite ampliar la mirada para entender una época marcada por los aires de revolución y transformación estructural. En aquellos años todo lo viejo fue visto como conservador, tradicional o “reaccionario”, por lo tanto debía ser cambiado, mientras que lo joven era sinónimo de esplendor y un futuro mejor.

Los estudiantes universitarios franceses, sus símiles chilenos, entre ellos los de Concepción, por una parte, empujaron el carro de la historia hacia un mundo nuevo, uno que estaba por nacer (en palabras de aquella generación), pero al mismo tiempo empujaron otro carro, más bien una carroza que portaba/cargaba los despojos de aquello que se resistía a morir.

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