Opinión

Apostando en serio por nombres jóvenes

Por: Paulo Inostroza 15 de Enero 2018
Fotografía: Archivo

Cuando Vial subió, conversé con Felipe Cornejo. Me contó que su salida de Naval –con números más que azules- fue porque, supuestamente, “era muy joven para manejar el camarín”. Después le costó encontrar pega por lo mismo. Estaba en las ternas, pero el factor edad siempre lo terminaba matando. A quien no le ha pasado. Te sientes apto para una pega, pero tu currículum se desploma cuando te piden años de experiencia. Otro portazo. Da lo mismo, si haciéndolo bien o mal, solo les interesa saber que has estado harto tiempo metido en eso.

En nuestra zona, hubo un tiempo donde los mismos nombres daban vueltas una y otra vez por las bancas locales. Como que no había más. Cossio, Del Solar, Miranda, “Gonzalito”, Merello, Marcoleta. Unos con éxito y otros inexplicablemente de vuelta. Fernando Vergara fue una de las primeras apuestas jóvenes en la zona. Tenía 37 años cuando Huachipato lo trajo, por lo hecho en el desaparecido Instituto Profesional. “Proyección” era la palabra que ahora cobraba fuerza. En el camarín, Gamadiel y “Nacho” Quinteros, entre otros que lo trataban más de tú que de usted. Tuvo momentos notables, pero cuando le fue mal de inmediato surgió la duda “quizás no se la pudo con el camarín. Está muy nuevo”.

El 2012, Deportes Concepción anunciaba la llegada de un técnico extranjero y había pocas pistas. En Nonguén esperaban un señor de canas y bigote, tipo Cavalleri, cuando apareció Germán Corengia, de solo 31 años. Su edad parecía ser el único tema presente, pero lentamente ese “León” – con días buenos y malos- terminó peleando hasta el final para entrar a la liguilla por la promoción, quedándose fuera por detalles. Sin quererlo, el DT instaló una máxima en el aire: “un cabro joven puede dirigir perfectamente”. Obviamente, el vigor y ganas tampoco aseguran nada. Se trata de capacidades.

En eso, comenzaron a salir técnicos jóvenes del Inaf dando qué hablar. Héctor Tapia fue campeón con 37 años y esta nueva camada se escuchaba muy bien preparada. Hablaban bien y todos decían a su llegada que sus equipos van a ser protagonistas. Algunos, puro verso. Otros, realmente con la idea en la cabeza y de ahí llevada a la cancha. UdeC apostó por Bozán y Huachipato se atrevió ahora con Larcamón, de 31 y 33 años. Puede que funcione o tal vez no, pero el tema ya no es su edad. Ya no llegan a su presentación para escuchar mil veces la pregunta “¿cómo hará para manejar el camarín siendo tan joven?”. La renovación es en serio y ahora solo falta que estos muchachos se consoliden. En una de esas, llega el día en que no andemos buscando técnicos afuera como si acá no existiera gente capaz.

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