Es una verdad que nos duele a los penquistas, pero nuestra ciudad no está entre aquellas que los chilenos buscarían para vacacionar, algunos expresan la intención de visitarla, pero demasiados no abandonan el eje central de la carretera, que nos convirtió en ramal, para darle una mirada a la Perla del Bío Bío.
En realidad ellos se lo pierden, ya que tenemos muchas cosas que mostrar, una ciudad verde con un río a cada lado, con muchas lagunas, un tremendo parque con cerro Caracol y todo, un campus universitario monumento nacional, Campanil incluido, como fondo para cualquier fotografía representativa. Mar a la vuelta de la esquina.
Es en esta temporada del año cuando es posible que vengan a vernos, la ciudad está por lo general dispuesta, sin embargo, tiene un pecado por resolver; por mucho que las autoridades edilicias se preocupen, está sucia en muchas partes y en otras, demasiado sucia.
Es este el factor faltante, la limpieza. Las calles sin basura, pocos o ningún anuncio publicitario, botes de basura abundantes y cuidados, son claros mensajes de preocupación y control. En todas las ciudades del mundo, los gobiernos locales tienen el compromiso de brindar recolección a los residuos y proporcionar la infraestructura urbana necesaria para que la basura sea recogida y trasladada a sitios especiales para su depósito.
Nada de esto resulta por completo suficiente si los propios ciudadanos olvidan que son indispensables para mantener la ciudad limpia, todos tenemos que complementar el trabajo municipal, que, sin la colaboración los usuarios de los espacios públicos, es inútil. Se ruega dar una mirada al entorno inmediato de las mesas a la calle en la Diagonal, para hacer ociosos otros comentarios. Falta limpiar.
PROCOPIO