Opinión

Recuperación de la confianza y escenario político

Por: Diario Concepción 10 de Diciembre 2017

Por: Christian Schmitz Vaccaro
Rector Universidad Católica de la Santísima Concepción

La credibilidad de las instituciones es un valor intangible que se basa en el grado de confianza que todos los ciudadanos tenemos en ellas. Cuando los atributos de confianza y credibilidad se hacen presentes en distintas instituciones y en nuestras relaciones sociales, estos hacen agradable la vida en sociedad, pues fomentan la cooperación y cohesión entre las personas.

Por otro lado, es conocido que la confianza es difícil de ganar y fácil de perder. Aún más complejo es el camino de su recuperación. Sin lugar a dudas, la confianza se erosiona cuando somos testigos directos o nos enteramos a través de los medios de comunicación, de hechos que afectan el corazón de la credibilidad: abusos de poder, tráfico de influencias, clientelismo, conflictos de intereses no declarados, abusos de información privilegiada, uso de información para fines personales, lucro personal indebido, falta de respeto a los derechos del prójimo, y en general, conductas fuera o contrarias a la ley o a la moral.

Los resultados de las elecciones 2017, en su primera vuelta, reflejan cómo la sociedad chilena ha dejado de confiar en las instituciones y ha restado credibilidad a muchos actores políticos tradicionales. Candidatos de distintas áreas, e incluso organismos de encuestas, no tomaron en cuenta las variables de confianza y credibilidad en sus campañas y pronósticos, y nuevamente las urnas han demostrado como cerca de la mitad de los electores manifiesta una preferencia distinta a los dos grandes bloques que antes definían la política chilena.

¿Cómo podemos robustecer la cultura cívica, y cómo podemos restablecer confianza y credibilidad? Esto se logra través de la formación integral de las personas y el cultivo de principios y valores éticos sólidos, en toda la población y en especial, en quienes buscan asumir las tareas de servicio público.

Precisamente ahí está el rol protagónico que cumplimos las Universidades, sobre todo quienes nos definimos como Universidad Católica desde nuestros orígenes. Nos empeñamos en enseñar y vivir los pilares fundamentales de la confianza: generar competencias técnicas y profesionales, y cultivar la integridad en el actuar.

No es casualidad que las universidades son percibidas por la opinión pública, como una de las instituciones con mayores índices de confiabilidad y seriedad.

Como sociedad debemos rescatar principios y valores claros, y dejar de relativizarlos. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de practicar y cultivar en el día a día, valores, tales como la rectitud, honradez y honestidad, la cooperación, generosidad y solidaridad, la tolerancia y el respeto, la transparencia y probidad. Comprometerse con estos valores no incumbe sólo a los creyentes cristianos, sino que a todo buen ciudadano.

La integridad de cualquiera de nosotros resultará contagiosa e inspiradora para los demás, en un proceso colaborativo, para construir una sociedad más humana.

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