Opinión

Un tema más allá de la semántica

Por: En el Tintero 28 de Octubre 2017

Azar o destreza, suerte o habilidad. Este dilema conceptual en torno a los juegos de azar y de destreza disimula un debate de fondo: por un lado el evidente interés de quienes explotan estas máquinas o participan indirectamente de su circuito comercial y, por otro, la precariedad legislativa en torno a la reglamentación de esta actividad.

En Chile, ante la carencia de leyes que regulen la operación de las llamadas tragamonedas, el permiso de funcionamiento depende de la autorización de las autoridades municipales. Para que las máquinas sean habilitadas legalmente, deberán ser sometidas a un control técnico realizado por organismos externos, de modo a acreditar que realmente son de destreza y no de azar.

El problema radica en la dificultad para establecer parámetros de fiscalización que las distingan, ya que todas estas máquinas poseen complementos que mezclan azar y destreza. No está demás recordar que, a excepción de los abogados, pocas personas saben que si una persona que organiza una apuesta, rifa, bingo o cualquier juego de azar y decide no pagar el premio al ganador, no se le puede obligar a pagarlo. Son conocidos los casos de personas que fueron estafadas con rifas y apuestas falsas, donde el organizador desaparece al final del juego. No hay acción legal que prospere contra el responsable de la “estafa” si es que es identificado y ubicado, ya que la ley no es clara en establecer las acciones para lograr el pago de este tipo de premios.

Por lo tanto, no está circunscripto a la semántica, de definir si son juegos de azar o de destreza. Es más bien una materia de respecto a leyes y de seguridad para los ciudadanos.

AQUINO

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