Opinión

Condoricosas

Por: Diario Concepción 20 de Octubre 2017
Fotografía: Diario Concepción

Renato Segura
Director de ProChile Biobío

“Querido en toda Latinoamérica, el popular ‘pajarraco’ ha recibido saludos desde diversas partes del mundo”, fue el comentario de un medio de comunicación peruano para referirse a los 68 años de vida del personaje Condorito. El dibujante penquista René Ríos Boettiger (1913 – 2000), alias Pepo, dio inicio en 1949 a la historieta de un pueblo y su entorno. Utilizando la recreación gráfica y el humor como relato, enfrentó el desinterés del mundo desarrollado por la pobreza que golpeaba a los hogares de los países más pequeños al sur del mundo.

El ‘maestro chasquilla’ y el ‘dueño de la pelota’ son dos de los atributos que interesa rescatar de los personajes de Pepo. Los perfiles recreados magistralmente en cada cómic son, hasta nuestros días, el mudo testigo de la incapacidad de nuestra sociedad para romper la barrera del subdesarrollo.

Condorito es, en sí mismo, el fiel representante del ‘maestro chasquilla’. En el transcurso de la historieta, el personaje principal asume roles de las más variadas y opuesta naturaleza. Desde los réditos que le otorga el asumir el rol de un desempleado en condiciones de marginalidad (sostenido por el apoyo incondicional de don Chuma, Misiá Petita y su eterna novia Yayita), hasta el éxito que le depara la pluma de su creador, al transformarlo en un excéntrico millonario, dan cuenta de la informalidad y bajo nivel de confianza que caracteriza las relaciones que se incuban en nuestra sociedad. La crisis de confianza, es una de las principales barreras que mantiene al país atado al subdesarrollo. El VIII Estudio Nacional de Transparencia, realizado por el Consejo para la Transparencia, revela que el 82% de los encuestados desconfía de la institucionalidad (pública o privada).

En el mundo de Pepo, existe un solo personaje que acapara la atención y que tiene el predominio absoluto sobre la historia y este es Condorito, ‘el dueño de la pelota’. Cuando el personaje se enoja, los jugadores se quedan sin pelota. La autorreferencia es uno de los comportamientos que mayor daño causa durante el proceso de acumulación de capital social. Somos una sociedad en la cual estamos poco acostumbrados a escuchar.

El mal uso del derecho a la propiedad y la competencia desenfrenada, han inhibido la complementariedad como forma de interrelación social. Como se pudo constatar en las horas y días posteriores al terremoto del 27 de febrero de 2010, solo en situaciones límites somos capaces de reconocer el valor del capital social en nuestro propio bienestar.

Controlar y, en los mejores casos, erradicar al ‘maestro chasquilla’ y al ‘dueño de la pelota’ que portamos como atributo de nuestra chilenidad, será el inicio del disfrute del futuro esplendor que nos promete nuestra madre patria.

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