Ana Araya Fuentes
Nutricionista UDD
El cáncer es una enfermedad que constituye una prioridad de salud pública a nivel mundial y nacional. Puede afectar a las personas durante todo el curso de su vida, sin discriminación de género. Constituye la segunda causa de muerte a nivel mundial y las estimaciones señalan que la mortalidad por esta patología se duplicará en la siguiente década, ubicándose como primera causa en todo el planeta.
La situación epidemiológica de mortalidad en Chile muestra que el cáncer ocupa el segundo lugar dentro de las causas de muerte en el país. La prevalencia de esta enfermedad alcanza un 24,6% y el análisis de las tasas de seis de los cánceres más prevalentes entre la población nacional son de los siguientes tipos: estómago, mama, próstata, pulmón, vesícula y colon.
La alimentación y los hábitos de vida saludable son un factor muy importante a considerar desde un punto de vista preventivo. Por ello, resulta necesario incorporar en la dieta compuestos que son considerados como un verdadero coctel anticáncer: se trata de los fitoquímicos, compuestos nutricionales a los cuales no se ha prestado mucha atención ni relevancia a la hora de elegir alimentos variados y saludables en nuestra alimentación diaria.
Los fitoquímicos son las moléculas responsables en las plantas del color y de las propiedades organolépticas presentes en ellas. El rojo brillante de la frambuesa, el olor característico del ajo, las propiedades astringentes del té y del cacao son algunos de estos ejemplos.
Estas moléculas son las que le permiten a las plantas defenderse de infecciones, y de daños externos, porque las plantas no pueden huir de sus agresores, por este motivo ellas crearon sistemas especiales de protección a través de estas moléculas químicas que ofrecen a las plantas acciones importantes, antiinfecciosas, anti-fúngicas e insecticidas para poder sobrevivir.
Estos valiosos fitoquímicos los encontramos en una gran variedad de productos, entre los que se encuentran las frutas, las verduras, el té verde y el vino tinto.
Ellos son los verdaderos responsables de la acción anticancerosa de estos alimentos, que son fundamentales y que representan una de las principales alternativas que puede tener la comunidad para combatir el desarrollo de esta enfermedad.
Las frutas de colores vivos, el vino tinto, el té verde, la uva, la manzana, las cebollas, las especies, las hierbas, las verduras y las nueces, por ejemplo, son algunos de los alimentos importantes de incorporar para protegernos diariamente. Los países que tienen las más bajas tasas de prevalencia de cáncer incorporan en su dieta, con mayor frecuencia, elementos como el té verde, la soja y la cúrcuma.
Para finalizar, cabe mencionar la importancia del conocimiento y de la búsqueda de correctas indicaciones nutricionales, entregadas por especialistas que permitan seleccionar correctamente los alimentos para una alimentación saludable y balanceada, que puede estar destinada a prevenir el desarrollo de esta compleja enfermedad.