Opinión

Opinión: "En primera línea", por Danny G. Monsálvez

Por: Diario Concepción 04 de Mayo 2017
Fotografía: imagen_Principal-303.jpg

Danny G. Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

Todo personaje público o con poder está expuesto a la crítica, interpelación y evaluación. No se trata de realizar juicios morales, más bien de analizar las acciones de los hombres en el tiempo, aquellos elementos positivos y negativos, así como sus acciones y omisiones, más aun si el personaje tiene o tuvo una actuación controversial en la vida política del país. De ahí que la muerte de Agustín Edwards no pase desapercibida.

Su apellido, así como su hacer se cruzan con gran parte de la historia nacional, particularmente de los últimos 50 años. Tres son los ejes que marcan su accionar. Primero, durante la década del sesenta, El Mercurio fue el principal dispositivo de difusión de aquellas elites que buscaron por todos los medio contrarrestar el avance de las ideas de izquierda, así como la llegada de Salvador Allende a la presidencia de la República. Allí se pueden ver las profusas campañas del terror de los años 1964  y 1970. Aunque para ser más preciso, el rechazo a la izquierda se remonta a los tiempos del Frente Popular en 1938.

Durante los 60 y al aproximarse la elección presidencial de 1970, El Mercurio abrió sus páginas para la difusión del pensamiento neoliberal en Chile. Los Chicago Boys, encontraron en Edwards a su principal aliado para dar cuenta de las “bondades del modelo”.

Segundo, situamos la victoria de la Unidad Popular en 1970. En aquella coyuntura El Mercurio no tuvo reparos en desempeñar un papel central a la hora de dar cuenta a través de sus editoriales de lo nocivo que sería la llegada del marxismo al gobierno.

Como aquello finalmente se cumplió, Edwards no tuvo reparos en salir del país para solicitar apoyo en Estados Unidos, no sólo para su medio, también para contribuir al derrocamiento de Allende. En esta tarea Edwards fue un actor de primera línea, un protagonista muy activo y directo de los acontecimientos que desencadenaron en el golpe de Estado de 1973.

En otras palabras, cerró filas con la Junta Militar y particularmente con el dictador, al punto de colaborar en la difusión de informaciones que no tenían relación con lo que estaba pasando, particularmente en la sistemática violación a los Derechos Humanos.

El año 2013, el entonces presidente Sebastián Piñera habló de los cómplices pasivos de la dictadura. Algunos señalaron que la prensa de la época fue uno de esos cómplices; sin embargo ¿se puede considerar cómplice o actor pasivo a quien contribuyó desde años y a partir de 1970 con mayor intensidad, para que la izquierda no llegara al gobierno y cuando aquello sucedió, contribuir para que dicho sector no gobernara Chile? Sin duda que no, por eso y muchas cosas más, Agustín Edwards es un protagonista y cómplice muy activo y fundamental de varios de los procesos más controversiales de la historia reciente de Chile.

 

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