Renato Segura
cerregional.cl
En Tiltil, vecinos cubiertos con bolsas de basura, realizaron una singular protesta por lo que denominaron “mala calidad de vida”. Los miles de toneladas de basura que reciben diariamente sus vertederos, provenientes de Santiago, fue suficiente para encender los ánimos de la población.
En Los Ángeles, se ha levantado una polémica de proporciones entre la comunidad. La posibilidad de transformarse en un reservorio permanente de la basura que genera la comuna de Temuco, fue el detonante de dicha coyuntura. De acuerdo a lo que señalaron los medios de prensa local, los vecinos han revivido “los problemas que se vivieron con el relleno sanitario Laguna Verde en los últimos años de la década pasada”.
Los 572 kilómetros que separan a ambas comunas, no son impedimento para que alberguen un problema en común: los miles de toneladas de basura domiciliaria que todos los días reciben los rellenos sanitarios emplazados en su territorio, que afectan la autoestima y calidad de vida de la población circundante.
Mientras la basura domiciliaria se acumula, el malestar ciudadano amenaza con transformarse en un problema ambiental que escala en dificultad y profundidad. Situación que, al igual que las comunas en comento, afecta el bienestar de muchas otras comunas a lo largo y ancho del país.
Como ocurre habitualmente, cuando los problemas nublan la visión, las autoridades han tardado en darse cuenta que existe más de un país en el mundo que ha transformado el problema de la acumulación de basura en una oportunidad para la generación de actividad económica.
En efecto, la basura domiciliaria es fundamentalmente materia y, como tal, presenta un enorme potencial como fuente de energía. A partir de la Teoría de Albert Einstein (1879 – 1955), que relaciona la materia con la energía, se ha avanzado significativamente en la aplicación de tecnologías para transformar la basura domiciliaria en energía.
En la actualidad, países en Latinoamérica pueden dar testimonio del procesamiento de la basura domiciliaria para generar carbón vegetal. El proceso permite aprovechar el 100% de la basura domiciliaria (sin requerir de selección previas), cuyos camiones transitan desde los puntos de recolección a la planta de procesamiento.
En dicho lugar, la basura se incinera para producir carbón vegetal. En algunos municipios, han considerado el ciclo completo, esto es, junto a la planta de producción de carbón vegetal, se han instalado plantas de generación termoeléctrica que utilizan el carbón vegetal como combustible para producir electricidad.
La basura domiciliaria, de ser un problema, se ha transformado en fuente de generación de empleos y energía eléctrica, resolviendo de paso los problemas medioambientales que producen los rellenos sanitarios, los cuales rápidamente quedan obsoletos por la propensión marginal de los hogares para producir basura.