Opinión

Giovanni Falcone

La trama de su homicido, no es sólo un acto de terrorismo sino la expresión más brutal del poder autárquico de la mafia.

Por: Diario Concepción 21 de Febrero 2017
Fotografía: imagenPrincipal-6234.jpg

La trama de su homicido, no es sólo un acto de terrorismo sino la expresión más brutal del poder autárquico de la mafia.
 

La strage di Palermo o Via Capaci es la tragedia del juez Giovanni Falcone y de las víctimas del terror con el cual la mafia controló durante décadas a Italia. Fue el 23 de mayo de 1992 que un atentado con 500 kgrs. de TNT destruyó el puente que conduce al aeropuerto de Palermo y, de paso, detonaba la comitiva que él, su cónyuge y sus escoltas conformaban. 

La perplejidad y la desazón inundaron entonces a la sociedad: la connivencia entre los capos y las autoridades de Gobierno se develaba sin eximentes ni atenuantes en un crimen que ha pasado desde el secreto de Estado a un hito del derecho a la memoria. 

Su valentía y su doctrina, constituyen un poderoso testimonio que marcó un punto de inflexión en el sistema de Justicia criminal de su país. Nunca antes el iter críminis de la asociación mafiosa y su criminalidad —lavado de activos, fraudes, sobornos, secuestros y homicidios— tuvo sanción como en las causas que él sustanció. Fue así que entre 1979 y 1992 procesó a cerca de 400 mafiosos, dictando 360 condenas de presidio efectivo que aún no terminan. Fuese la Cosa Nostra en Sicilia, la Camorra en Nápoles, la N’drangheta en Calabria o las corruptelas de Roma y Milán, su único objetivo fue contribuir a la paz y a la reparación de las víctimas.

La trama de su homicido, no es sólo un acto de terrorismo sino la expresión más brutal del poder autárquico de la mafia, justamente cuando se pulverizaba el sistema de partidos políticos. La crisis de Italia de 1992 conecta a las corruptelas del Tangentopolis con las muertes de jueces, fiscales y policías. Una amplia red de influencia que incluía a jefes de gobierno como Giulio Andreotti y Silvio Berlusconi. Mientras el primero habría sido un punchudo de Salvatore Rina, el mafioso autor del atentado, y se habrían saludado de beso; el segundo, en pleno año 2011, criticaba a los fiscales como agentes de la izquierda que malgastaban el erario público en investigar casos que ya no importaban a las nuevas generaciones.

Falcone fue un brillante abogado que ejerció la judicatura desentendiéndose de las riquezas y la venalidad de la mafia. Murió convertido en mártir al igual que Aldo Moro y Giuseppe Impastato, las otras víctimas de la noche oscura de mayo.

Etiquetas