Matías Lira Decano Facultad Economía y Negocios Universidad del Desarrollo
Matías Lira
Decano Facultad Economía y Negocios
Universidad del Desarrollo
La discusión pública y la pauta en los medios de comunicación durante estas últimas semanas se han visto fuertemente marcadas por el tema de las pensiones y de la educación superior. A su vez, la masividad de las marchas da cuenta de la prioridad que estos temas tendrían en los ciudadanos.
Nuestra clase política -quienes bajo la presión de la agenda pública- aparece con propuestas de diversa índole y espíritu reformador. Algunos políticos pretenden olvidar de un golpe los avances en ambas áreas y tratan bajo una inspiración renovadora cambiar “el modelo” planteando curiosamente ideas no tan innovadoras y casi en desuso o retirada por parte de países desarrollados.
Por otra parte, aparecen los defensores del statu quo que a veces más que defender a los grupos afectados como los estudiantes, familias, tercera edad, entre otros y hacerse cargo enfocándose de quienes por diversas razones no participan del sistema, prefieren negar o minimizar la realidad de dichos problemas públicos amparados en los avances del país de los últimos 30 años.
Llama la atención la incongruencia de los problemas y necesidades reales de la gente con las propuestas presentadas por el Gobierno, pareciera que no somos los protagonistas del programa, ya que a pesar, de que el tema de las pensiones ha acaparado el centro de la atención, los capitalinos siguen considerando que la principal prioridad del país debe ser mejorar los servicios de salud pública, según muestra la última edición de la encuesta panel ciudadano UDD efectuada la semana pasada. En ésta, se da especial énfasis en la necesidad de contar con más especialistas, aumentar las enfermedades del plan auge, la disminución de los tiempos de espera y los costos de los medicamento.
No se entiende que un tema tan relevante para todos pase casi desapercibido del debate actual y de la inversión proyectada de nuestras alicaídas finanzas públicas. Es tiempo que nuestras autoridades se hagan cargo del problema y no se dejen influenciar y capturar por algunos exclusivos grupos de interés que pretenden imponer una sola visión sobre lo que algún político denominó “los problemas reales de la gente”.