Opinión

Lo que viene

Por: Diario Concepción 30 de Julio 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4204.jpg

Científicos y futurólogos reconocidos que proyectan el futuro de mediano y largo plazo, han podido ver cuantificado el cumplimiento o no de estas proyecciones en los últimos años, algunos superan el 85% de acierto. La velocidad de renovación del conocimiento y de la tecnología deja obsoletos varios inventos o desarrollos de productos y servicios.

Actualmente, el conocimiento se duplica cada 4 años, y se dice que están vivos más científicos que los que han existido en toda la historia de la Humanidad. Más científicos actuando, con mayor conocimiento y con mejores y más rápidas tecnologías, sólo pueden duplicar el conocimiento cada vez en menos años.

Se dice que podría llegar a duplicarse el conocimiento cada 6 meses… O menos.

Estiman estos futurólogos que en el año 2030 como seres humanos estaremos conectados a la nube, no con cualquier herramienta como las actuales. Que el año 2045 se producirá el fenómeno de la singularidad, que se define como la biología humana potenciada con la tecnología.

Imagínense cómo se irán desarrollando y serán la educación del futuro, los colegios y las universidades del futuro, la salud del futuro, los bancos del futuro, la agricultura del futuro, la energía del futuro, etc.

La tecnología y el conocimiento van a impactar fuertemente en la forma de ser, de relacionarnos, de comunicarnos, de trabajar, de organizarnos, de participar.

¿A qué todo esto? Sencillamente porque esto va a suceder y a desarrollarse en los próximos años, entre 14 años y 29 años más. Menos años que una generación.

¿Qué le van a enseñar los colegios y las universidades a nuestros nietos?

Estamos muy atrasados. Estamos discutiendo reformas diversas, y no se considera el futuro tan cambiante como nunca que se nos viene encima.

Seguimos sumidos en una legislación sesentera de corto plazo, con un nivel de preparación que deja bastante que desear según todos los involucrados. No podemos seguir legislando para los más gritones, para los más prepotentes, los más violentos o los que hablan más lindo.

Tenemos que ir a una legislación simple, flexible, que permita eliminar los dogmas, la excesiva regulación ("red tape"), el centralismo, la concentración y anticipe y se adapte en un cambiante futuro.

Las señales indican que el cambio será mayúsculo y que afectará nuestro día a día, no de una sola vez pero sí incesantemente.

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