Opinión

Una pista atlética con competidores desleales

Por: Diario Concepción 04 de Julio 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4916.jpg

El sistema educacional chileno, inspirado en la competencia, es lo que anima a toda la sociedad y funda su lógica de convivencia. En esta lógica el resultado es lo relevante, pero no como se obtiene. Este sistema ha convertido nuestro país en una verdadera pista atlética. Muchos corren dando codazos para avanzar lo más rápido posible y llegar primeros. No miran para el lado para socorrer o acompañar al más débil. Sólo les interesa llegar primero. 

¡Son muchos los heridos en el camino! Viven en medio de una gran indiferencia y suelen ser socorridos por un grupo de personas a punta de bingos, rifas, "tallarinatas", cenas benéficas, "completadas", conciertos o algunas monedas dejadas en la caja del supermercado o de la farmacia. Así, niños enfermos, ancianos desvalidos, personas que viven en la calle, universitarios de escasos recursos y discapacitados no son ni aparecen como el centro primario y rector de atención de la sociedad ni de las políticas públicas. Quedan a merced de personas o grupos de personas que están dispuestos a colaborar con ellos. Hay personas de una generosidad notable. 

Muchas de ellas llegan al heroísmo en su desprendimiento. Son flores en el desierto. Sin embargo, hay que reconocer que en muchos casos esta colaboración es en la medida de alguna retribución. He llegado a la lamentable conclusión de que algunas empresas (no todas) han visto una "oportunidad" para sus propios negocios vincularse a alguna obra social. Para algunos, la responsabilidad social empresarial es una mera estrategia de marketing. El egoísmo ilustrado se ha apoderado de Chile y ha corroído parte importante de él.

Este desolador panorama ha generado en muchos compatriotas rabia. Y, al mismo tiempo una pobre e inexistente, cohesión social. Un joven me dijo que no le debía nada a Chile, porque Chile no le había dado nada. La educación, en vez de abrirle puertas, se las cerró. Incubó una gran rabia que la trasmitirá cada vez que podía. Y por medio de la violencia. ¡Qué triste no tener sentimiento de gratitud! 

Si un joven dice eso es que no hemos sido capaces de generar una comunidad de personas que se sientan parte a pleno título de la sociedad ni fraguado un proyecto de país integrador que humanice y nos una. Cuando un joven escribe en una pared "sin Dios ni ley" o "junta rabia" significa que hemos fracasado. La violencia es una consecuencia de lo que hemos construido entre todos. Nada más ni nada menos. 

Con el proyecto de ley que legaliza el aborto, la competencia va a comenzar desde el útero materno. El mensaje es claro: no hay espacio para enfermos ni hijos "no deseados", en definitiva, para "malos competidores". Sólo habrá espacio para los que, según el criterio de otros, sean aptos para la carrera y mantengan el sistema. La lógica del descarte, en todo su esplendor, se va a instalar en Chile. No lo podemos permitir.

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