Desde los primeros meses en el gobierno de Brasil, Jair Bolsonaro mantuvo una frecuencia de la deforestación de Amazonas, pero entre mayo y junio comenzó a aumentar la destrucción.
Así lo denunció el Instituto de Investigación Espacial Nacional de Brasil, Inpe, entidad que monitorea satelitalmente la selva. Mediante esa modalidad pudieron constatar que durante julio se talaron 769,1 kilómetros cuadrados de bosque. Cifra superior a las perdidas en mismo periodo de 2018, con 488,8 km2.
“Durante los pasados seis meses, Bolsonaro y su ministro de medio ambiente se han dedicado al desmantelamiento de la gobernanza ambientalista de Brasil y a neutralizar sus cuerpos regulatorios”, afirmó Carlos Rittl, secretario ejecutivo de la red de la ONG ambiental Observatorio del Clima, en CNN.
En tanto, Greenpeace calificó a la administración de Bolsonaro, como “una amenaza para el equilibrio climático”.
De acuerdo a lo consignado por el mismo medio, en su campaña política había prometido que exploraría el potencial económico de Amazonas.
Anuncio que ha sido aprovechado por taladores, granjeros y mineros, quienes se han visto beneficiados por la reducción de controles.
El problema se agudiza teniendo en cuenta que el Amazonas es considerado como el pulmón verde del planeta, al producir el 20% de oxígeno en la atmósfera de la tierra.