Humanidades

Concepto de Patria: entre la emoción y la ideología

La Patria, fundamental para la demarcación del territorio propio y para un sentido de la identidad, es un concepto polisémico. Cuatro especialistas conversan acerca de su vigencia y la validez de esta noción y sus derivados en nuestra sociedad actual.

Por: Diario Concepción 19 de Septiembre 2021
Fotografía: Raphael Sierra P.

Ximena Cortés Oñate

Septiembre es, en Chile, el “Mes de la Patria”. Si bien por estas fechas parece ponerse el acento en los valores del patriotismo como sentido de pertenencia y arraigo a un territorio, no es menos cierto que en estos últimos años han proliferado los movimientos que utilizan este concepto para justificar ideologías o acciones violentas que dividen a la sociedad.

Por otra parte, en esta época de refugiados, la diáspora replantea el sentido de Patria como lugar añorado por las personas desplazadas.
El diccionario de la Real Academia define la Patria tanto como el “lugar, ciudad o país en que se ha nacido”, como la “tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”.

Para Juan Eduardo Mendoza, “el significado de Patria está asociado al concepto material de ‘terra Patria’ (tierra de los padres) y a la vez al concepto simbólico, que hace referencia a los vínculos afectivos que se tiene con ese territorio”.

El académico del Departamento de Historia de la Universidad de Concepción, cita al político italiano Giuseppe Mazzini “la Patria no es un territorio; el territorio no es más que la base. La Patria es la idea que surge de aquel; es el pensamiento del amor, el sentido de comunión que surge en todos los hijos de ese territorio”.

“Patria está fuertemente vinculado con dos conceptos fundamentales para preservar nuestra nación: la identidad nacional y la cohesión social. Sin identidad, las naciones quedarían al garete o zozobraría en las aguas de la globalización”. Juan Eduardo Mendoza

En ese sentido, el Doctor en Estudios Americanos señala que “ese sentimiento de amor hacia la Patria es conocido como patriotismo y es visto como una virtud en la sociedad cristiano occidental, desde la Antigua Roma hasta nuestros días”.

Desde el departamento de Estudios Sociourbanos de la Universidad de Guadalajara, México, Gladys Lizama sostiene que, “físicamente, la Patria es el lugar donde se nace, vive y se crean todas las relaciones afectivas y -por qué no- también los odios y las desafecciones; a su vez es el país en el cual se desarrolla la identidad individual y grupal”.

La Doctora en Historia aclara que no es lo mismo que nación, aunque los conceptos suelan usarse como sinónimo. “Diría que es un sentimiento de pertenencia a un espacio sentido como propio, con determinados paisajes, con códigos simbólicos dados entendidos y compartidos, con un lenguaje común, con una historia que remite al pasado y a la memoria de lo acontecido”, señala la investigadora del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

“Pienso que en la sociedad actual la Patria como significante sigue vigente. Sin embargo, se trata de un concepto histórico que evoluciona en el tiempo como todos los conceptos”. Gladys Lizama

La académica del departamento de Administración Pública y Ciencia Política de la Universidad de Concepción, Jeanne Simon, coincide con ella: “la Patria expresa el sentimiento que nos une como individuos en un todo”, señala y agrega que se utiliza este concepto para referirse al país o al territorio con el cual nos identificamos.

“La Patria es la expresión colectiva de la ciudadanía. En las Américas, donde la ciudadanía es ius soli (derecho de suelo), asociamos la Patria a la tierra natal. En Europa, donde la ciudadanía es ius sanguinis (derecho de sangre), la Patria depende de la ascendencia familiar. Al mismo tiempo, para las personas desplazadas, a pesar que viven y nacen en otro país, su Patria sigue siendo el país del origen de su familia. Como fue descrito por Edward Said en La Cuestión Palestina, es un lugar añorado por el pueblo que vive en diáspora”, dice la Dra. Simon, integrante además de la Red de Politólogas.

De tal manera, este término polisémico y, a menudo, mezclado con nación, suele ser usado peligrosamente para justificaciones de ideologías con pretensiones de una versión del nacionalismo de ciertos sectores que representan una retórica conservadora.

Al respecto, el académico del Instituto de Filosofía Juvenal Dhó, de la Universidad Católica Silva Henríquez, Alex Ibarra, parafrasea los versos de una canción de Illapu: “dulce Patria, quién te salvará de tus defensores”, y señala que “la `Patria´ está cargada de una semántica ideológica que interpela a la emoción de encontrarse con un sentido de pertenencia, un arraigo a un territorio y contexto. En definitiva, la conclusión de un proyecto identitario deseado, constitutivo de un anhelado ser nacional que representaría lo que somos”.

“La Patria está cargada de una semántica ideológica que interpela a la emoción de encontrarse con un sentido de pertenencia, un arraigo a un territorio y contexto. La conclusión de un proyecto identitario, constitutivo de un anhelado ser nacional que representaría lo que somos”. Alex Ibarra

Ibarra es Doctor en Estudios Americanos y, para él, “esta situación ha sido un recurso explotado por intenciones políticas que han pretendido homogenizar nuestra cultura a través de la violencia del no reconocimiento de la diversidad que ha invisibilizado, con pretensión de exterminar, modos de ser que hoy reclaman, desde la dignidad, su derecho a ser reconocidos desde la participación en la conformación de la convención constitucional demandando la plurinacionalidad”.

Si bien Simon reconoce que “la invocación política de `la Patria´ busca fortalecer la lealtad hacia la nación y la unidad en acción”, alude a Martha Nussbaum quien, frente a la racionalidad fría del liberalismo, defiende la emoción presente en el patriotismo “porque nos motiva a defender el mismo liberalismo frente a amenazas externas o internas. Visibiliza cómo los llamados al amor por parte de líderes políticos, como Gandhi, son fundamentales para superar nuestras diferencias. Es justamente este tipo de patriotismo que se requiere”.

Claro que no desconoce que otros recurren a la Patria para consolidar su poder, marginalizando a otros. “Esta versión extrema justifica los medios en defensa del país, mostrando la facilidad con la cual se puede manipular el amor a la Patria cuando las autoridades piden obediencia ciega”, asevera.

ión colectiva de la ciudadanía. En las Américas, donde la ciudadanía es ius soli (derecho de suelo), asociamos la Patria a la tierra natal. En Europa, donde la ciudadanía es ius sanguinis (derecho de sangre), depende de la ascendencia familiar”. Jeanne Simon

Identidades colectivas

En la construcción de la identidad colectiva, la noción de Patria tiene una incidencia, acerca de la cual no necesariamente hay consenso.

En tiempos de la Independencia, la prensa y la imprenta fueron claves para construir y difundir un relato sobre la nación que permitía unirse en torno a un proyecto de país, dice Simon refiriéndose a lo descrito por Benedict Anderson en Comunidades Imaginadas. Ese relato, agrega, se va confirmando y transformando a través de la educación formal.

Idealmente, dice la académica, se logra mantener una versión moderada del patriotismo expresado en la lealtad hacia los valores y el régimen político del país. “Durante las fiestas Patrias, reconocemos el valor de las personas que lucharon para construir nuestra República y lograr independencia. Así, nuestra lealtad se construye a partir del sacrificio de nuestros antepasados, y ahora nos exige la defensa de los principios fundacionales en el presente y el futuro. Pero siempre queda la amenaza de una figura política que logra establecer una versión extrema y excluyente de identidad colectiva, como en el caso de Hitler”.

Mendoza va más allá. A su juicio, “el individualismo desenfrenado que hemos vivido en las últimas décadas, profundizado por el consumismo y el materialismo, han mermado el tejido social, originando un cuestionamiento a los héroes nacionales y los símbolos nacionales, que es el resultado manifiesto de la falta de formación en educación cívica y con una enseñanza reduccionista de la historia y la geografía, lo que da lugar a ideas de refundación y que todo lo pasado no tiene utilidad en el mundo presente y pudiera ser desechable”.

Reconoce que es normal que toda nueva generación sienta la inquietud e incluso la convicción de que ellos podrían hacerlo mejor que sus predecesores; “es ahí donde el concepto de Patria cobra relevancia y significado, pues al ser la tierra natal o adoptiva, es la amalgama que une a todos los individuos con su pasado y con una comunidad social, sobre la cual se conformó como base de la nación y que dará lugar a la organización política del Estado, entidad que permite el ejercicio de la soberanía y la independencia política de otras entidades”.

Ibarra va en un sentido contrario. El filósofo considera inadecuada o “inauténtica” la construcción de identidades sobre la base de un concepto de Patria ya definido, sobre todo, “cuando éste ha sido impuesto sin consenso, planificado por la élite dominante a favor de los intereses oligarcas”.
“No estaría de acuerdo con este tipo de procesos impulsados en distintos momentos, pero que puede leerse como una variable continua, salvo pequeñas y momentáneas fisuras en nuestra historia. Considero que el movimiento debería ser a la inversa, es decir, que desde las identidades colectivas surja el reconocimiento de lo que somos, sin la obligación de alcanzar una homogeneidad”, sostiene el filósofo.

A su juicio, tal vez el concepto Patria no sea “pertinentemente significativo para aquello que son las identidades colectivas, no necesariamente porque sean antagónicas sino, simplemente, dado que son diferentes y diversas. Así planteado, creo que el `carácter nacional´ podría ser indagado en variables como lo popular, lo indígena y el paisaje”.

Mendoza lo ve de manera diferente: “Patria está fuertemente vinculado con dos conceptos que son fundamentales para preservar nuestra nación: la identidad nacional y la cohesión social. La identidad y la cohesión social requieren de la construcción de una cultura que contribuya a la noción de pertenencia a un conglomerado mayor, a la tierra de los padres y la única forma es conociendo nuestra historia. Sin identidad, las naciones quedarían al garete o zozobraría en las aguas de la globalización, sin cohesión social se caería en divisiones reales o artificiosas, que buscan la polarización de la sociedad y que son el germen de la autodestrucción”.

Patria y patriotismo

Derivado de la noción de Patria, patriotismo es otro concepto que genera visiones encontradas, sobre todo en el Chile y la sociedad actual.

Simon sostiene que, aun cuando la visión tradicional de la Patria (y el patriarcado) expresada en la frase “Dios, Patria y Familia” ya no es vigente, Nussbaum demuestra la necesidad de este concepto para motivar compromisos colectivos en un mundo individualista. “Este patriotismo moderado exige adaptarnos a los nuevos tiempos y construir un proyecto país más inclusivo y diverso”, dice.

Para Mendoza, en tanto, “el patriotismo nace del amor y no del odio contra otros, de la inclusión y no de la exclusión. Es un sentimiento de gratitud por lo que hemos heredado, por nuestro legado como sociedad que nos hace sentirnos parte de una misma casa, de un hogar que llamamos Patria, sin ese reconocimiento no podemos entender lo que hoy somos ni mucho menos construir un futuro común para nuestros hijos”.

Y continúa: “Existen detractores que responsabilizan al patriotismo de los conflictos armados, especialmente de los siglos XIX y XX, sin señalar que las causas de las guerras son múltiples y anteriores incluso al desarrollo del nacionalismo”.

Vigencia de un concepto

Sobre la vigencia del término y su significado, Lizama señala que “en la sociedad actual, la Patria como significante sigue vigente, sin embargo, es un concepto histórico que evoluciona en el tiempo como todos los conceptos”.

Para la académica mexicana, la tecnología y las comunicaciones inciden activamente en esta noción. A su juicio, la Patria, definida como espacio con el cual la colectividad se identifica y vive su existencia, convive simultáneamente con otro espacio mayor, que es el resto del planeta.

“Cada acontecimiento sucedido en el mundo -en cada Patria del mundo-, se experimenta en tiempo real a través de internet y las redes sociales, lo que permite comparar cómo se comporta la Patria que uno o una, tanto ama, pudiendo observar las virtudes, pero asimismo las mezquindades de lo propio y lo ajeno. En tiempos globales, podemos pensar en los migrantes que dejaron su Patria por mil razones y que hoy no tienen dónde ir, y a quienes las `Patrias de los otros´ niegan, repelen o rechazan”, señala.

Mendoza coincide sobre la vigencia del concepto, agregando que sigue muy presente en muchas partes del mundo, especialmente “en las naciones oprimidas o de aquellos que han sido despojados del derecho de vivir en su Patria, donde el patriotismo es la fuerza espiritual que sostiene su lucha, para regresar a vivir en paz en su tierra natal”.

El académico agrega: “Mientras unos relativizan el concepto de Patria, señalando que ha perdido vigencia en un mundo globalizado, donde las fidelidades y compromisos, propiciadas por algunas corrientes liberales e internacionalistas, estarían depositadas en organizaciones internacionales y supraestatales, otras corrientes ideológicas materialistas buscan la destrucción de la identidad nacional, desvirtuando el concepto de patriotismo a una lucha internacional o señalando que ha perdido validez y debe ser reinterpretado conforme a los actuales tiempos”.

A su juicio, “en la historia de Chile, no siempre bien difundida, hay magníficos ejemplos de patriotismo, como el de Prat en Iquique, los valientes soldados de la toma del Morro de Arica o los 77 héroes de la Concepción que perecieron en `defensa de la Patria´. Ello hace pensar que este concepto está reservado sólo a las acciones de guerra, lo cual es un error; en la Paz, y frente a los desastres naturales, hay valiosas acciones de patriotismo. Con frecuencia se escucha a los habitantes de las zonas aisladas del país, que viven bajo duras condiciones de subsistencia, señalar que están `haciendo Patria´ o decimos de otras personas que, día a día, están `trabajando por la Patria´, en forma desinteresada, sabiendo que lo que se construye en esta generación será de usufructo de la próxima generación. De esa forma vamos construyendo el país que todos queremos”.

Ibarra lo ve de un punto de vista diferente: “Me parece muy sensato que hoy no compartamos como el único sentido nuestro, eso que se nos impuso como `valores patrios´ desde la dictadura cívico-militar, que sigue estando vigente en los debates y procesos políticos actuales”, dice.

“La imagen del `huaso pituco´ con el poncho de Doñihue, que brinda chicha a los militares, denigra a una sociedad que ya no sintoniza con esos nefastos clichés”. Lo que somos, agrega Ibarra, nunca es una renuncia total a lo que fuimos, “siendo parte de nuestro patrimonio aquello que persiste en la memoria popular y que ha sobrevivido en ese subsuelo político que sigue resistiendo las violencias de los proyectos dominantes de la élite servil a la oligarquía”.

Lizama, por otra parte, señala que “si damos como cierta la hipótesis de que la Patria, como espacio donde crecemos, vamos a la escuela y luego -si bien nos va- a la Universidad, trabajamos, creamos vínculos y relaciones, es casi obvio que en ese transcurrir construimos una identidad colectiva con la que nos sentimos partícipes y forjadores. Somos y pertenecemos a una Patria que nos ha tratado bien, mal o más o menos, pero es la nuestra”.

En un sentido similar, Simon propone escuchar lo planteado por Virginia Woolf en 1938: “¿Es posible que una mujer pueda aportar a la defensa de la Patria, considerando que vive en un Patriarcado manifiesto de desigualdad en derechos y oportunidades?”. Y, en un sentido análogo, “en el Chile de hoy, ¿es posible que los pueblos originarios expresen lealtad a una Patria que no los reconoce como naciones anteriores a la chilena? Ser patriótica implica reflexionar críticamente sobre nuestros valores compartidos; ser patriótico requiere priorizar la democracia y los derechos humanos de todos, todas y todes”.

Libros recomendados

-Política Salvaje, Luis Tapia. Clacso / Waldhuter, 2011.
-Pan, trabajo, justicia y libertad. La lucha de los pobladores en dictadura (1973-1990), Mario Garcés. LOM, 2019.
-Recados, Gabriela Mistral. 1957.
-Naciones y nacionalismo, Ernest Gellner. Alianza, 1994.
-El fin de la democracia, Jean-Marie Guéhenno. Paidós, 1995.
-Comunidades Imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, Benedict Anderson. Fondo de Cultura Económica, 1993.
-Emociones políticas ¿Por qué el amor es importante para la justicia?, Martha Nussbaum. Paidós, 2014.
-La Cuestión Palestina, Edward Said. Random House España, 2013.
-Tres Guineas, Virginia Woolf. Lumen, 1983.

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