Editorial

Votos nulos y blancos: un caso para analizar y aprender

Los aprendizajes pueden ser muchos. Y efectivamente debe estar ese que establece que la clase política debe conectarse más con la gente. También, la alerta a nivel sociedad de que el carrusel de votaciones de los últimos años ha generado un desgaste.

Por: Editorial Diario Concepción 08 de Mayo 2023
Fotografía: Raphael Sierra

F in de una nueva jornada eleccionaria en nuestro país. Los locales de votación han quedado vacíos tras recibir a cientos de personas, en un solo día, que se acercaron a las urnas para ejercer un deber y derecho cívico insigne de la democracia.

En este momento solo el personal del Servel y de las Fuerzas Armadas siguen en los establecimientos. Esto a la espera de los miembros del Colegio Escrutador que tendrá la detallada tarea de volver a contar y revisar los votos, para una suma final y oficial.

Al margen de eso, existe la condición y elementos necesarios para comenzar a realizar los primeros análisis. Pues, una vez terminada la votación, es poco y nada lo que se puede mover la aguja tras las últimas revisiones.

“Como es inscripción automática y voto obligatorio, implica que la personas que en otras elecciones no iban a votar están obligados a ir a votar”, señaló, como una de las razones, la analista y académica de la Universidad de Concepción (UdeC), Jeanne Simon.

Pero luego hay otra arista quizás hasta más relevante pero menos atendida: el hecho de que la suma de los votos nulos y blancos terminó siendo una especie de verdadera “pseuda fuerza política” al ser la “preferida” en este balotaje, dentro del país y también en el Biobío.

Hasta el cierre de esta edición, con el 100% de las mesas escrutadas en la zona, los votos válidamente emitidos se alzaban sobre el 77%, mientras que los nulos concentraban el 18,29% y los blancos sumaban el 4,48%. Vale decir que más del 22% de quienes llegaron a las urnas optaron por no elegir a ninguno de los candidatos presentes en la papeleta del sufragio.

¿Causas? pueden ser varias. Desde la más repetitiva en este tipo de casos, respecto del efecto de “no escuchar a la ciudadanía”, hasta simplemente el desinterés por lo ocurrido, donde no podemos dejar pasar por encima la responsabilidad que le corresponde a la ciudadanía como tal en su rol activo, fiscalizador y soberano.

Los aprendizajes pueden ser muchos. Y efectivamente debe estar ese que establece que la clase política debe conectarse más con la gente. También, la alerta a nivel sociedad de que el carrusel de votaciones de los últimos años ha generado un desgaste.

Es importante entender muy bien lo ocurrido, pues el proceso todavía no acaba y quedan muchos pasos, siendo el más relevante el de una elección más.

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