Durante el tercer mes del año 2009, la presidenta Michelle Bachelet entregó por primera vez lo que con el correr los años se conoció como Bono Marzo.
Fue objeto de críticas, que apuntaban a populismos, pese a que durante la administración de Ricardo Lagos se entregaron beneficios similares en cuatro oportunidades. Incluso, la idea de la administración Bachelet recibió burlas en sectores ligados a la oposición.
Por cierto, es importante manifestar que durante 2014, durante su segundo mandato, la presidenta otra vez fue objeto de cuestionamientos por la entrega de “bonos” y quienes salieron en su defensa, los entonces representantes de la Nueva Mayoría, aludían al apoyo que sectores de la centro derecha entregaron al presidente Sebastián Piñera cuando dio continuidad al beneficio, aunque con diferencias.
La larga introducción es para explicar que, pese a los cuestionamientos iniciales, el denominado Bono Marzo es parte de las políticas públicas que, matices más matices menos, nombre más o menos complejos, se ha consolidado. Hoy nadie pone en jaque su entrega, más bien hoy se debate sobre las características de la ayuda, como a quienes irá dirigida.
En este contexto, el Presidente Gabriel Boric efectuó hace unos días el anunció de un nuevo Bono Marzo o Aporte Familiar Permanente que beneficiará a más de 3 millones de personas, pertenecientes a 1,5 millones de hogares en Chile. Lo anterior, como consecuencia de los eventuales efectos que generará la inflación al bolsillo de los chilenos. Por ello, además, adelantó que el monto se duplicará respecto de la entrega de años anteriores.
En la Región el seremi de Gobierno, Eduardo Vivanco, explicó que el beneficio llegará a alrededor de 152 mil familias. “Es una buena noticia por el momento en que llegará, en marzo que tradicionalmente es una época difícil porque se vienen una serie de gastos, con el incremento del costo de vida. Pero también se espera que en ese periodo se empiece a ver ya una recuperación. Llega en un momento justo”, comentó la autoridad regional.
Pero, claro, para que ello ocurra aún resta el debate en el Congreso y su posterior aprobación, hecho que no debería estar en duda, pues los discursos que se han escuchado en el último tiempo desde los distintos sectores políticos, y considerando que la misma discusión en tiempos pasados, no llegó a ningún puerto.