Al inicio de la pandemia, entre los no especialistas, el debate fue intenso. Hoy nadie cuestiona los positivos resultados de las medidas restrictivas a la movilidad.
Las primeras cuarentenas en Biobío, desde el inicio de la actual pandemia, comenzaron el 6 de abril de 2020 para las comunas de San Pedro de la Paz y Hualpén. Por aquellos días, la región sumaba menos de 400 casos de Covid-19, desde que comenzaron a realizar los test PCR. La medida restrictiva para las dos comunas duró 10 días y, luego, fue retirada para dar paso a los cordones sanitarios y otros controles de la fiscalización sanitaria.
En junio se sumaban más de 800 casos en tan solo cuatro días, lo que generó una ola de críticas y solicitudes de mayores restricciones para controlar el avance del coronavirus. En julio, las solicitudes por medidas más restrictivas se intensificaron y una treintena de alcaldes realizó una reunión vía telemática y, luego, decidieron acudir al ministro de Salud. Dos meses después, una cuarentena obligatoria afectaba a un millón de personas de 10 comunas de la región. Las cifras indicaban más de 200 nuevos contagios confirmados todos los días, acercándose la Región a los 20 mil casos acumulados desde el inicio de la pandemia.
La cuarentena y otras medidas de control y fiscalización lograron reducir la velocidad de los contagios y, entonces, Biobío volvió a la “normalidad”, cerca de un mes después. Como la realidad de la pandemia es dinámica, en enero hubo que instaurar, nuevamente, medidas de aislamiento que luego, en algunas comunas, dejaron de ser tan estrictas en el periodo de vacaciones. Hubo un peak de contagios sin precedentes, llegando a mil nuevos casos diarios de Covid-19 y ello obligó a otra medida de restricción de movilidad, en la cual estamos sometidos.
Todo lo anterior ha generado un intenso debate sobre la efectividad de las restricciones de movilidad para reducir los contagios, además de los efectos sociales, económicos y psicológicos de tales medidas. En número de contagios, no hay dudas: la Región del Biobío reportó ayer 247 nuevos casos confirmados, el número más bajo de los últimos tres meses, es decir, desde los 225 casos del miércoles 3 de febrero.
También hubo efectos en la economía y empleo en algunos sectores, como también se registró la “fatiga pandémica” que afecta la población: el agotamiento generalizado, ante las prolongadas medidas y restricciones provocadas por la crisis sanitaria. Combinada con otras medidas de prevención y control, ya nadie duda de los resultados de las medidas restrictivas a la movilidad de la población.