En mayo será clave para el futuro de los gobiernos regionales y los eventuales cambios a nuestro sistema de vida con los comicios de gobernadores y de convencionales constituyentes.
Se inicia el quinto mes del año, el mismo en el que se conmemora la gesta de Prat en Iquique y el comercio vende como “el de la mamá”, pero en medio de encuestas nacionales, lo posteriores análisis de cara a las presidenciales de fin de año (previa realización de primarias) y “las confirmaciones” de algunas cartas a La Moneda que han sido mencionadas hace más de un año, también entramos en tierra de derecha a dos importantes elecciones, dos que deberían marcar un antes y un después en la administración de los gobiernos regionales y nuestro sistema de vida: los comicios de gobernadores y de convencionales constituyentes.
En efecto, si la pandemia y el número de contagios diarios no dicen otra cosa (hasta ahora parece que no), el 15 y 16 de mayo habrá elecciones municipales y los mencionados referéndum, para los cuáles nunca es suficiente insistir en transparencia e ideas concretas, tanto a candidatos como a los partidos políticos.
Desligarse de citas publicitarias o frases hechas (“vocación de servicio público” o “autoridad en terreno”, por citar algunas), y a cambio manifestar abiertamente las opiniones que se tengan de los más variados temas, por complejos que sean, es un sano ejercicio, sobre todo, para electores.
Y esto, que parece ser obvio, finalmente no lo es cuando, por ejemplo, vemos que muchos candidatos de autoproclaman independientes, pero de todos modos reciben apoyo y financiamiento de algún sector. Lo mismo ocurre con la propaganda donde no se identifica el sector que se representa.
Transparencia e ideas concretas parecen ser más que un par de buenas ideas para los inéditos comicios que viviremos en dos semanas. Y no es que no se requiera en el caso municipal, no obstante, sería bueno partir con el pie derecho la nueva administración regional, saber quien se va a sentar en el cuarto piso del edificio del Gobierno Regional (si el Ejecutivo no dice otra cosa).
Además, no hay que olvidar que quienes sean electos como convencionales constituyentes estarán encargados que redactar la carta de navegación de nuestra República para los próximos años o décadas, la misma que podría ser eje de problemas que se arrastran hace tiempo como libertades, salud, educación o previsión social.
Transparencia y honestidad en las ideas a difundir podría ser un buen comienzo.