Editorial

Universidad de Concepción: nuevo siglo

A través de su carácter innovador y basada en las capacidades de toda su comunidad, la casa de estudios orienta su quehacer hacia el único camino viable para mantenerse: la formación y la generación de conocimiento al servicio de las necesidades de la sociedad.

Por: Editorial Diario Concepción 10 de Mayo 2020
Fotografía: UdeC

En 1918, el mundo y nuestro país fueron asolados por la gripe española, pandemia que causó estragos en la población mundial. Un año más tarde, a pesar de las difíciles circunstancias que se vivían por las consecuencias de esa enfermedad, un grupo de vecinos de la ciudad de Concepción se atrevieron a fundar la Universidad de Concepción.

El proyecto no sólo se consolidó en la ciudad penquista, sino que se expandió hacia otras provincias, en lo que hoy son las regiones de Bío Bío y Ñuble, con campus en Chillán y Los Ángeles. Al cumplir 100 años, en 2019, se le dio un nuevo impulso con el cambio de dependencias de la Unidad de Santiago-UdeC, ubicada ahora en pleno corazón de la comuna de Providencia.

Transcurridos casi 101 años de esa audaz iniciativa ciudadana, cuando la Universidad de Concepción comienza a vivir un nuevo siglo, el destino quiso que la institución volviera a enfrentar una nueva pandemia.

La crisis provocada por la Covid-19 obligó a resolver de manera inédita el funcionamiento de esta casa de estudios, adaptándose a las nuevas circunstancias en un brevísimo tiempo. Como consecuencia del cese temporal de sus tres campus y de la Unidad Santiago, la Universidad de Concepción inició un proceso que le permitiera realizar sin contratiempos la docencia de pre y postgrado en modalidad a distancia. Sin estar exento de dificultades, mostrando una resiliencia ejemplar, la institución ha migrado hacia un sistema de docencia en línea, para lo cual debió, en pocas semanas, disponer de las plataformas digitales, capacitar al personal docente y apoyar a aquellos estudiantes que no podían seguir las asignaturas online por problemas de conectividad o falta de equipamiento.

Del mismo modo como inició su historia institucional, la Universidad de Concepción registrará este período como un inesperado desafío que fue enfrentado a través de una admirable capacidad de adaptación. La estrategia debería ser la misma de antaño. A través de su carácter innovador y basada en las capacidades de toda su comunidad, la casa de estudios orienta su quehacer hacia el único camino viable para mantenerse: la formación y la generación de conocimiento al servicio de las necesidades de la sociedad, con el apoyo de todo el personal que continúa contribuyendo para que este segundo siglo de vida muestre el mismo brillo que alcanzó en sus primeros cien años.

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