Editorial

Postergada protección de la clase media

La clase media está en una posición de fragilidad , en su legítimo deseo de forjar un mejor destino para su vida y mejores oportunidades para su familia, especialmente para sus hijos, una aspiración que, puede ser , por factores imponderables, una tormenta perfecta por su extrema vulnerabilidad.

Por: Diario Concepción 03 de Abril 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Se ha postergado el anuncio de las medidas del plan Red Clase Media Protegida, el cual sería anunciado durante la segunda quincena de abril, una iniciativa que pudo haber sido decisiva en la campaña presidencial y que tiene a la sociedad chilena a la espera.

La clase media  está en una de las más frágiles posiciones posibles, en su legítimo deseo de forjar un mejor destino para su vida y mejores oportunidades para su familia, especialmente en lo concerniente a los hijos, una aspiración que, puede ser, por factores imponderables, una tormenta perfecta por su extrema vulnerabilidad. Como todo el proyecto reposa, por lo general,  en sus propios medios, si estos se merman, el plan original no se sustenta y las  consecuencias recaen con fuerza sobre todo el aludido grupo familiar.

Un completo estudio de Libertad y Desarrollo, utilizando los últimos resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica, Casen, hace  posible construir un perfil sociodemográfico de las más de 11 millones de personas, es decir de aproximadamente 3,7 millones de familias, que integran la clase media de nuestro país, ya que lo relevante de este análisis es que no se limita a solo conocer el nivel de ingresos de este importante segmento de la población, sino los factores que definen su nivel de aspiraciones y su concepción de la felicidad.

El tema es de clara prioridad, Chile es un país mayoritariamente de clase media,  la clase que, dividida en los grupos que se quiera dividir, es la encargada de hacer más equitativa la riqueza y el bienestar de la mayoría y da soporte al mejor y más completo desarrollo del país.

En parte es el resultado de un gran y positivo cambio, si en 1990 cerca del 68% de la población vivía en situación de pobreza, hoy, en poco menos de tres décadas, estas cifras han caído drásticamente, situándose en torno al 11%. Según las últimas mediciones oficiales, en una demografía muy general, se estima que la mayoría de los casi 3,7 millones de hogares de clase media en Chile viven en zonas urbanas, casi el 90% y más del 60% tienen jefatura masculina.

Siendo esa situación un riesgo relativo, lo es más el hecho de persistir una apreciable brecha en educación  con respecto a los hogares de altos ingresos. En el caso de la clase media, el jefe de hogar en promedio posee 10,3 años de educación, muy por debajo del promedio de años de educación delos jefes de hogar de altos ingresos; 15,6 años.

A su vez esta realidad está asociada a otra, que podría determinar un escenario de  insuficiente movilidad social; al analizar la educación que están recibiendo los niños y jóvenes de la clase media, la estratificación es notoria: 56,5% de ellos asiste a establecimientos particulares subvencionados y sólo 6% asiste a particulares pagados, en  contraste con el  65% de los niños de familias de altos ingresos que se educan es estos últimos.

Se puede hacer lo propio, con salud, con oportunidades de acceso a la cultura y al ocio, a  la ayuda o subsidios del Estado, a la limitada capacidad de respuesta ante situaciones onerosas  inevitables o inesperadas, al temor a perder su fuente de ingresos.

Persiste el llargo listado de situaciones de esa naturaleza, de ahí la trascendencia de una promesa política de clase media protegida, una propuesta que está pendiente y que debe ser lo suficientemente sustantiva para que no resulte ser otro parto de los montes.

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