Editorial

Los instrumentos de la descentralización

La elección de un gobernador ciertamente no es la solución que se busca, parece ser el factor de más fácil despacho relativo aunque no sea el más prioritario, así como se ha propuesto, un gobernador sin gobierno, que no sabe muy bien para qué lo han puesto en ese lugar.

Por: Diario Concepción 03 de Mayo 2017

En procesos de cambio, se busca indicadores de progreso, se señala desde el principio cuáles son las metas para asegurar que el proyecto de transformación sea exitoso. Cuando se pretende cambiar algo se planifica cuidadosamente el proceso de principio a fin. El método alternativo para la idiosincrasia nacional es dar algún paso y, observando lo que sucede, implementar los siguientes; se suele hacer las cosas sobre la marcha.

En el proceso de descentralización, por dar un ejemplo muy sentido por las regiones, hubo un plan maestro, pero no se indicó con claridad cuáles eran los primeros pasos y cuáles los consiguientes; se optó, en consecuencia, por dar los pasos que era posible dar, sin preocuparse por lo pronto de la jerarquía de los problemas, o si algunos debían ser enfrentados antes que los demás. 

Está cada día más próximo el momento en el cual el Senado debiera permitir la elección de gobernadores regionales, cambiando una forma de administrar el territorio nacional; desde el sistema portaliano de casi dos siglos, a una mayor autonomía regional, opuesta al centralismo, que sigue siendo desproporcionado, Chile es el país más centralista de la Ocde y de las grandes democracias americanas, el único que no elige a las autoridades a nivel gobierno regional.

En la visible cercanía del fin de su gobierno, la Presidenta Bachelet ha puesto en la lista de las altas prioridades y, en consecuencia asignar urgencia, al trámite legislativo para posibilitar la elección de gobernadores regionales, iniciativa que ha demandado intensas negociaciones, con actores de su propia tienda y de la oposición.

Se ha salido al paso de las dificultades mayores, o aquellas que han sido descritas como tales, que impiden el avance sustantivo de esta nave insignia del programa de gobierno de la Nueva Mayoría, responder a las antiguas y sostenidas demandas de los colectivos regionales, ante la intolerable perspectiva de continuar con un centralismo que alcanza en no pocas oportunidades niveles grotescos, que ha llegado a desatar episodios de franca rebeldía.

La elección de un gobernador ciertamente no es la solución que se busca, como se describe al principio, parece ser el factor de más fácil despacho relativo, el más negociable, aunque no sea el más prioritario así como se ha propuesto, un gobernador sin gobierno, que no sabe muy bien para qué lo han puesto en ese lugar.

Sí es posible avanzar, tanto en la claridad en las rentas regionales como en el traspaso de competencias a los gobernadores electos; se puede crear unidades para fomento productivo, desarrollo social, movilidad y transporte en las regiones que saben, mejor que los gobiernos centrales, por donde pasan sus necesidades y en qué orden. Del mismo modo, no es razonable suponer que las regiones sean incapaces de gestionar sus propios presupuestos, llevan tres décadas demostrando mayor capacidad de gasto que los ministerios y de gestar proyectos más acotados y realistas.

La elección de los Cores ha sido positiva para focalizar los problemas locales y ejemplar su defensa de potestades regionales, aunque sus atributos continúen siendo indeterminados, como bien puede ocurrir con los gobernadores. Antes de elegir a alguien es previo e indispensable saber cuáles son las funciones que debe cumplir, y elegir en consecuencia. Las cosas no deberían hacerse solo para dar la impresión que se hacen. 

Etiquetas