Editorial

La tecnología tiene sus bemoles

Debe ser verdad que el futuro está feliz de la vida viviendo con nosotros, las cosas han cambiado, tanto así que, ilusos, pudimos creer que para estar al día bastaba con tener una lectura correcta del presente y una razonable apreciación del pasado, cuando en realidad en los tiempos que corren, conviven, confusamente, las tres dimensiones al mismo tiempo.

Por: Diario Concepción 28 de Abril 2017

Debe ser verdad que el futuro está feliz de la vida viviendo con nosotros, las cosas han cambiado, tanto así que, ilusos, pudimos creer que para estar al día bastaba con tener una lectura correcta del presente y una razonable apreciación del pasado, cuando en realidad en los tiempos que corren, conviven, confusamente, las tres dimensiones al mismo tiempo.

No es ninguna maravilla que siendo así, algunas situaciones se nos escapen, ya que para peor los cambios no esperan que despertemos para manifestarse.

Un emisario del futuro podría ser el último cachivache mediático, el dron, aeronave no tripulada para usos limitados solo por la imaginación y la imaginación, como es bien sabido, da para mucho, como tomar fotos espectaculares de actos oficiales sin permiso de nadie, o arriesgar daños a terceros, cuando uno de estos artefactos casi le cae en la cabeza a un músico en un concierto de Lollapalooza, mala cosa, aunque pudiera haberlo merecido.

Es decir, además de accidentes, tiene un gran potencial para vigilar personas, haciendo caso omiso de asuntos sensibles, como la privacidad, tema en el cual, por supuesto, hay también mucho paño que cortar, a nadie le gusta que lo fotografíen sin previa autorización.

Alcaldes adictos a la tecnología lo han propuesto como una herramientas para detectar delincuentes, pero, en estos tiempos de desconfianza, casi nadie cree que serán utilizados solo pare esos convenientes fines. Sobre todo cuando se ha informado en qué sectores harán su recorrido y que áreas estarán cubiertas, asuntos sobre los cuales los delincuentes tomaron debida y cuidadosa nota.

Mientras se resuelve este espinoso asunto, lo mejor sería capturar a los ladrones en vez de sacarles fotos sin permiso.

PROCOPIO

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