Editorial

Reformas desde el ágora

Podría parecer extemporáneo, pero no es sorprendente que para algunos ciudadanos con un bagaje adecuado de cultura política, o de educación cívica, el estado de la situación de las circunstancias políticas se haya transformado en una suerte de irritante e interminable consultorio a los colectivos nacionales.

Por: Diario Concepción 26 de Abril 2017

Podría parecer extemporáneo, pero no es sorprendente que para algunos ciudadanos con un bagaje adecuado de cultura política, o de educación cívica, el estado de la situación de las circunstancias políticas se haya transformado en una suerte de irritante e interminable consultorio a los colectivos nacionales. 

No es la democracia tradicional y representativa, sino un diálogo un tanto entorpecido y espasmódico entre los organismos que tienen en realidad que pronunciarse sobre las propuestas propias del Estado y la lucha callejera, o movimientos nuevos con sus respectivas encuestas, cuyos continuos incidentes dan trabajo a comentaristas profesionales y también a improvisados y cada vez más abundantes politólogos. 

Las propuestas vienen de todos lados y el juego parece consistir en ir para algún lado, en la medida de lo posible, mediante sucesivas e interminables sesiones de conciliación en busca de acuerdos, que rara vez se asemejan al cuadro original.

Una democracia propia del ágora, con la diferencia crucial de la multitud que la ocupa y que hace imposible que lleguen a entenderse. Difícilmente reformas de la magnitud que se ha propuesto, con el enorme impacto que tiene su aplicación en la sociedad chilena, podrá ser resuelta en medio de esta turbamulta ruidosa y exigente, cada quien con su propio argumento indeclinable.

Parece haber llegado el momento de poner las cosas en su sitio y dejar que las instituciones que la Constitución establece, enfrenten el gran desafío de llegar a acuerdo para el máximo beneficio de la ciudadanía. Es el modo como este país ha optado para funcionar, después de un largo proceso, desde su independencia, a sabiendas que quedarán cosas por arreglar.

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