Editorial

El contexto social y ético de la empresa

En un mensaje que debiera ser entendido en todos los ámbitos, se ha pedido el regreso de la decencia, de la probidad, del predominio del bien común, palpable y visiblemente, aunque recuperar la confianza no es solo tarea del empresariado,

Por: Diario Concepción 09 de Abril 2017

No es necesario abundar en el estado de la relación entre el empresariado y el ciudadano común, como otros estamentos en posición de autoridad y poder han perdido la confianza de las personas, producto de hechos punibles o de campañas intencionadas, hay una brecha creciente e inconfortable entre las empresas y el común de la ciudadanía, que es lesiva para todos los involucrados y de nefastas consecuencias para el desarrollo del país.

Ese es, principalmente, el argumento de más fuerza para examinar este fenómeno y buscar modo de revertir su curso, que no favorece a nadie y hiere a todos.

Se ha mencionado a la ética de las empresas, o más bien a distorsiones en su concepción, como un elemento importante en esta dinámica, se entiende que, además de establecer una responsabilidad de las empresas con el bien común, es un compromiso con el respeto permanente hacía todos sus asociados: su personal, sus clientes, sus inversionistas, sus proveedores, sus acreedores y el Estado como representante de la sociedad.

En la conclusión de un trabajo académico, la ética debe contribuir a afianzar la credibilidad y la confiabilidad de toda la sociedad en la empresa, logrando satisfacer los deseos y atendiendo los derechos de todas sus partes interesadas. Se enfatiza, igualmente que además de los aspectos ya descritos, la empresa debería considerar la transparencia como un valor necesario y fundamental, tanto en sus operaciones como en sus cuentas y en todas sus actividades financieras y económicas. Promover, observar y actuar con ética es más fácil cuando se ponen todas las cartas sobre la mesa.

Ante el actual escenario, es particularmente valiosa la reflexión del recién electo presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, Alfredo Moreno, quien, además de reconocer protocolarmente la colaboración del empresariado en el desarrollo de la nación, no omitió aludir a las circunstancias de imagen de este importante colectivo, que en sus propios términos, ha sufrido de una falta de legitimidad. "La confianza en el sector privado está muy baja y para poder operar, hacer inversiones, confianza en que esas van a permanecer, se necesita tener apoyo y reconocimiento social, reputación…. La legitimidad de las empresas está en juego y cuestionada". 

En una serena conclusión, acota que para salvar esta situación se requiere recuperar la fe pública, dar a conocer y demostrar que la empresas tiene los valores que la ciudadanía espera, que lo ocurrido da cuenta de una falta de control, el factor común en "las empresas que han estado en estos problemas -y que son muchísimas- han tenido controles que no han sido adecuados para esos casos". Concluyendo que cuando esos casos sucedieron no se supo cómo comunicarlos, cómo explicarlos, ni cómo enfrentarlos.

Ha llamado a la prevención, para hacer evidente "lo que son las compañías, lo que somos cada uno de nosotros los empresarios, que somos gente de bien. No estamos dispuestos a transar nuestros valores por nada". Es un mensaje que debiera ser entendido en todos los ámbitos, se ha pedido el regreso de la decencia, de la probidad, del predominio del bien común, palpable y visiblemente, recuperar la confianza no solo es tarea del empresariado, sino de todos nosotros individual y colectivamente. De lo contrario nadie tiene derecho a tirar primeras piedras.

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