Este martes se cumplieron 49 años del asesinato de Martin Luther King, en Menphis, Tenesse, en circunstancias que aún hoy no han sido del todo aclaradas, y que, se sospecha, podrían esconder el accionar de grupos poderosos.
Este martes se cumplieron 49 años del asesinato de Martin Luther King, en Menphis, Tenesse, en circunstancias que aún hoy no han sido del todo aclaradas, y que, se sospecha, podrían esconder el accionar de grupos poderosos.
Pero mucho más importantes que las circunstancias de su muerte fueron las que marcaron su vida, en particular, sus obras visibles desde que en 1954 asumió, con solo 25 años, como pastor de la Iglesia Bautista de Montgomery, y que comenzaron a visibilizarse para todo el país desde 1955, cuando lideró el boicot contra el transporte público.
Ese año, Rosita Parks, una mujer de color, fue encarcelada por negarse a cumplir con una ley segregacionista: debía ceder el asiento del bus si se lo pedía un hombre blanco. El conflicto se resolvería el 66, cuando la Corte Suprema declaró inconstitucional este tipo de segregación.
Hacia 1963, y después de una ardua batalla, el reverendo King ya se había convertido en un referente nacional en la lucha por los derechos civiles, usando la desobediencia pacífica como método de acción. Ese año, convocó en Washington una de las marchas más multitudinarias que se hayan visto en los EE.UU, por el trabajo y la libertad, donde pronunció su célebre discurso "Yo tengo un sueño".
Es importante precisar que M. L. King no solo fue un luchador por la igualdad de los afroestadounidenses; también batalló contra la guerra de Vietnam y la invisibilización de la pobreza.
Cinco décadas más tarde, mucho se ha avanzado, sin embargo, la discriminación sigue pisando fuerte y detentando múltiples tentáculos y anclajes, incluso en países como el nuestro. Enseñarle a los niños con el ejemplo a no discriminar por apariencia, trabajo o condición, es un primer paso para aspirar a un mundo como el que soñó MLK.
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