Estudios efectuados en comunas del sur de Chile revelan que uno de cada tres adultos mayores fue maltratado, por causas que incluyen el abuso patrimonial, la agresión psicológica y la negligencia.
Se podría atribuir a una creciente separación entre la velocidad que se generan nuevas situaciones en la sociedad y la capacidad de ésta para responder en consecuencia, para adaptarse a realidades cambiantes y exigentes. Con las velocidades de estas transformaciones se hace evidente que la capacidad de respuesta es limitada y lenta, a lo mejor más lenta que limitada. Sobre todo para los mayores, que se verían menos amenazados si el planeta se detuviera, si la historia se escribiera con menos prisa.
La realidad es que la población de los adultos mayores aumenta proporcionalmente, la explicación reposa en los avances tecnológicos y las mejores condiciones sociosanitarias que han tenido como consecuencia un aumento de la esperanza de vida. Las proyecciones demográficas a nivel mundial predicen que en el año 2025 esta población aumentará a más del doble, de 542 millones en 1995 a cerca de 1.200 millones.
Debería ser una buena noticia, pero por varios motivos, este logro de la humanidad ha sido visto más como una amenaza que como un avance, lo que podría ser un recurso de primera magnitud en cuanto a capital humano es, en términos prácticos, un obstáculo para la ascensión de la generación de recambio, que tiene por delante la gran tarea de aprender a vivir en un mundo que envejece.
Mientras esto ocurre, los adultos mayores sufren las consecuencias de una sociedad que no ha aprendido a ser inclusiva, muchos adultos mayores son separados de sus hogares, por diversas causas. Una de las consecuencias es el maltrato en este grupo etario, el cual ha sido reconocido solo recientemente por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS). El trabajo de estos organismos ha contribuido a elevar la toma de conciencia a nivel mundial.
En Chile, solo el año 2010, entró en vigencia la Ley N° 20.427 que incorpora el maltrato al adulto mayor en la legislación nacional, modificando la Ley de Violencia Intrafamiliar, la Ley de Tribunales de Familia y el Código Penal. Esta legislación permitió al Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) iniciar el Programa contra la Violencia y el Abuso al Adulto Mayor en el año 2012.
En una información del año pasado, la OMS indica que una de cada 10 personas mayores ha sufrido malos tratos en el último mes. Las tasas de maltrato pueden ser mayores entre los ancianos residentes en instituciones que en los que están en la comunidad, situación que representa un grave problema de salud pública. Por lo general hay poca información sobre el alcance del maltrato en este grupo, especialmente en los países en desarrollo. Las cifras pueden estar significativamente subestimadas, puesto que solo se notifica uno de cada 24 casos de maltrato a personas mayores, en parte porque los afectados suelen tener miedo de informar, por encontrase en una vulnerable posición de dependencia.
Estudios efectuados en comunas del sur de Chile, revelan que el 30% de los encuestados ha sufrido algún tipo de maltrato, es decir, 1 de cada 3 adultos mayores, donde el abuso patrimonial, la agresión psicológica y la negligencia, figuran dentro de los mayores indicadores de maltrato, por parte de sus propios hijos o familiares directos, de los cuales dependen en lo afectivo y económicamente.
Avanzar en soluciones es imperioso, por las autoridades que corresponda, que formarán inexorablemente parte de este insatisfecho universo.