Editorial

Uno de los jinetes del Apocalipsis

De los cuatro jinetes del Apocalipsis, uno de los más aterrorizantes puede ser la peste, que ataca de improviso, sin discriminación, ni por edad, ni por sexo, ni por buen o mal comportamiento, fríamente transversal.

Por: Diario Concepción 25 de Marzo 2017

De los cuatro jinetes del Apocalipsis, uno de los más aterrorizantes puede ser la peste, que ataca de improviso, sin discriminación, ni por edad, ni por sexo, ni por buen o mal comportamiento, fríamente transversal. Es claro que ahora las peste no la tiene muy fácil, hay vigilancia epidemiológica y medidas sanitarias, pero así como la riqueza está mal distribuida, la civilización también. En nuestro poco reconocido Nirvana relativo, olvidamos que hay grupos humanos viviendo en la Edad de Bronce o en plena Edad Media, no en algún lugar remoto, sino que aquí mismo.

Casi todos sabemos de la peste bubónica, que en 1348 asoló el continente europeo, llevándose por delante a pueblos enteros, marcando el siglo XIV y parte importante de los siguientes, de la llamada, a lo menor sin completa razón, la edad oscura.

No tan famoso es el otro capítulo, el regreso de la peste, esta vez a Londres en 1665, con una fuerza jamás vista en esa capital, empezó en el verano de Europa y continuó sin piedad alguna hasta el otoño, volviendo al año siguiente para atacar el resto del país. En Londres pereció la quinta parte de la población, a razón de 3 mil a 5 mil muertes por semana.

Como medida preventiva, para que murieran menos del personal sanitario se autorizó a mujeres viejas, llamadas "indagadoras", que examinaran los cadáveres y constataran la causa del fallecimiento. Como suele decirse, por los amnésicos, todo tiempo pasado fue mejor.

Hay otras pestes, que no se expresa como las clásicas, sin estigmas, sin signos, sin muertos a montones, pero con síntomas, males del alma, cuyo agente no termina de identificarse, pero que se intuye, para esas todavía no hay vacunas, pero puede haber remedio.

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