Editorial

Reparadores de cuerpos y almas

Por: Diario Concepción 24 de Marzo 2017

El aspecto menos publicitado de las maravillas del Renacimiento, además de los muy conocidos desarrollos en el arte, arquitectura y conocimiento en general, es la espectacular innovación de usar armas de fuego para resolver los inacabables conflictos entre grupos y centenares de territorios independientes, con sus propios y belicosos líderes, en perpetua repartición de golpes, y en interminable producción de heridos y contusos, para no mencionar las bajas y desaparecidos en acción que, por lo mismo, no daban más problemas que enterrarlos u olvidarlos.

La pólvora era la diferencia; entre lesionados en razón de uno es a uno, a uno con un cañón haciendo polvo a muchos. Las necesidades de lidiar con múltiples heridos obligó a innovar, a aumentar la eficiencia y a revisar los métodos, la medicina avanza movida por las necesidades de aliviar sufrimientos, de luchar contra el dolor y las infecciones.

Se ha comentado que en esto de desarrollarse, las guerras son a la cirugía lo que las epidemias son para la medicina. En este caso, lamentablemente, por las horribles consecuencias de las batallas dejando un reguero de mutilados, hubo la oportunidad de mejorar la cirugía, para muchos solo fue mucho más de lo mismo, para otros, como Ambrosio Paré, un desafío para utilizar los avances de conocimiento en anatomía y fisiología, los cuales, para sus colegas atrapados en la rutina, no tenían utilidad alguna.

Los pacientes de Paré solían sobrevivir, a diferencia de los tratados por sus indiferentes colegas, que por lo general morían en medio de sufrimientos atroces. Advertencia, eso sí, que no solo en medicina hay consecuencias severas cuando sigue habiendo quienes no se enteran que las cosas cambian.

PROCOPIO

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