Este año se inició con la buena noticia sobre el grado de avance que presentan las obras del futuro Teatro Regional, lo que se ajusta a las fechas predispuestas. Se informaba de la satisfacción de las autoridades al haber alcanzado casi el 50% de lo programado, de seguir ese ritmo se esperaba poner en el presente mes el revestimiento de polímero de teflón que caracterizará su fachada y para hacer su entrega en septiembre y vestirlo de gala en octubre para la inauguración de sus funciones.

Es una buena noticia que los planes de construcción avancen de acuerdo a lo esperado, lo que inquieta es la aparente falta de percepción que el tiempo pasa rápidamente, una circunstancia que no se omite en la locución latina fugit irreparabile tempus, pasa el tiempo, es verdad, pero pasa irreparablemente.

A inicios de este mes asumió la nueva Directora Ejecutiva del Teatro Regional del Bío Bío, Francisca Peró Gubler, de conocida trayectoria en el mundo de la cultura, su llegada ocurre a consecuencias de la renuncia de Paulina García al directorio de la Corporación del Teatro Regional del Bío Bío, luego que la misma presentara a Contraloría una denuncia por una serie de presuntas irregularidades a ocho meses de la inauguración de este esperado centro cultural.

Hay, ante esta realidad que se aproxima velozmente, al menos, dos consideraciones; cuánto cuesta hacer vivir el teatro y qué tipo de actividades se pretende desarrollar en esta nueva y desafiante infraestructura, una duda en el subconsciente colectivo de quienes han luchado por años, o decenios, por hacer este edificio una realidad, que se insinúa en las primeras reflexiones de la nueva directora: "Siempre hay un poco de miedo con este tipo de espacios, es una frase que se escucha mucho: elefante blanco". Un temor que seguramente ella misma debe percibir como posibilidad y, por lo mismo, digna de preocupación para que esa profecía no se haga realidad.

En relación al primer aspecto, el director general del Teatro Municipal de Santiago, en entrevista reciente a un medio nacional declara concretamente "puede parecer duro definir el teatro como una empresa, pero lo es", continuando con una relación de sus fuentes de financiamiento, toda vez alude a cambios en la sociedad en lo relativo en este tipo de instituciones. Con un pie en la realidad asevera que el mundo es otro, que ha cambiado la relación con los auspiciadores, ya que ahora una empresa que respalda a una institución cultural espera contraparte, una circunstancia que conecta al teatro con la realidad.

Para la nueva directora, el tema es parecido, lo describe en términos generales: "Hay que luchar por conseguir financiamiento de distintas fuentes (…). La situación económica de un país en crecimiento como Chile no creo que permita que un espacio como este obtenga un financiamiento estable por parte del Estado hay que vincularse también con el mundo privado, además de generar distintos tipos de eventos que puedan hacer algún ingreso de recursos".

En ese escenario está la segunda interrogante: el nivel y tipo de eventos que se desarrollarán en el Teatro Regional, ya que de eso depende el prestigio que tenga, su convocatoria y reconocimiento. El espectacular marco del Teatro merece albergar eventos de primer nivel, por lo mismo, se requiere de mucha anticipación y gestión eficiente, sin aquello tamaña obra resultaría sobredimensionada y provinciana.