La ecología, o en términos coloquiales, el equilibrio ambiental, términos parecidos aunque no exactamente equivalentes, es un concepto que ha ido penetrando las sociedades, sobre todo aquellas que no están en tal estado que no tienen otra opción que luchar por sobrevivir. Se trata de una preocupación por la vida en el planeta y la delicada relación, rara vez claramente visible, de la compleja y múltiple interrelación entre factores abióticos, como el clima y a la geología y otros bióticos, es decir, organismos que comparten el ecosistema.

No pocas veces son asuntos relativamente pequeños los que dan la señal más poderosa de alerta, porque permiten reconocer que los factores involucrados en sus problemas resultan ser perfectamente aplicables a nuestra propia realidad, por ejemplo, la declaración preocupada de las Naciones Unidas indicando que las abejas están en riesgo de desaparecer.

Las abejas ven tardíamente reconocido su papel polinizador, como esencial para la agricultura, indicadoras de la salud y del medioambiente, promotoras de la diversidad biológica. Aun así, pese a que portan el título de guardianes del ecosistema mundial, cada día están más expuestas a peligros que las llevarían a la extinción. Más específicamente, para José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO): "un mundo sin polinizadores sería un mundo sin diversidad de alimentos, y a largo plazo, sin seguridad alimentaria". 

Las población de abejas en Chile había venido experimentando una disminución de un 8,0% cada año, lo que proyectado a quince años se habría convertido en un serio peligro de extinción para la especie, sin embargo, debido a las condiciones geográficas y recursos hídricos del país, esta realidad ha cambiado, cumpliendo con el pronóstico de que el país se podría convertir en el último refugio de las abejas, cuya existencia está amenazada por igual en todo el mundo. 

En la actualidad, la mortalidad de las abejas ha disminuido a cerca de 20%, lo que indica que en gran medida los esfuerzos realizados por los apicultores han rendido frutos. El sector demuestra un aumento sostenido en el valor de sus exportaciones año a año y los distintos actores reconocen que Chile tiene un enorme potencial de desarrollo como productor de miel frente al mundo. Sin embargo, la falta de inversión, profesionalización e investigación en el sector, han perjudicado su despegue tanto o más que la alta mortalidad de las abejas.

Entre los factores de amenaza, en Chile, se mencionan la sequía, deforestación, el uso de pesticidas, las antenas de la telefonía celular, torres de alta tensión, cultivos transgénicos y la invasión de especies invasoras, como las avispas africanas llamadas "chaquetas amarillas". 

Según el informe de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), la exportación de miel chilena presenta un aumento de un 35,4% en volumen, exportando más de 7.000 toneladas, con un valor aproximado de 4 dólares el kilo, lo que resulta en una cifra de sobre 27 millones de dólares.

Mirado en frías cifras, no es una suma significativa, al compararla con los 2.319 millones de dólares que el país llevaba vendido en cobre a enero del presente año, pero en el conjunto de acciones de las humildes abejas hay un valor muy difícil de estimar, para la ecología, que es la casa de todos.