Editorial

Frenar el descenso de Chile en el índice de competitividad

La dificultad para reposicionarse reside en la limitación para emplear políticas propias de una economía competitiva. Chile posee carencias importantes para lograr el proceso de cambio, desde una economía basada en la eficiencia, a una basada en la innovación.

Por: Diario Concepción 29 de Octubre 2016

Si se está prestando la debida atención, el núcleo de la discrepancia entre el accionar del gobierno y la oposición- con los debidos resguardos ideológicos y de las conveniencias políticas- es la productividad del país, es decir, la generación de riqueza para impulsar el desarrollo y cubrir el extenso abanico de la protección social, con los focos más urgentes, educación y salud, más las otras justas demandas de los chilenos. 

Las dudas se deben a un largo período de resultados insuficientes, descritos como retardo o parálisis, que delatan inseguridad sobre la capacidad del Estado para hacerse cargo de sus compromisos sin atentar contra la estabilidad económica de la nación, una situación que compromete factores externos e internos, en proporciones que son parte de la discusión, si ambos factores concurren con igual peso o uno de ellos es el agente de mayor contribución.

Es muy interesante a este respecto, conocer la última evaluación publicada por el Foro Económico Mundial, en el Índice de Competitividad Global, un indicador que mide cómo utiliza un país los recursos de que dispone y su capacidad para proveer a sus habitantes de un alto nivel de prosperidad.

Con ese objeto se clasifica a los países según su competitividad a través de doce variables que tienen en común la relativa facilidad para comprender por qué y cómo actúan y, al mismo tiempo, permite al ciudadano informado hacer una estimación aproximada de la situación nacional en aspectos tales como entorno macroeconómico, salud y educación, preparación tecnológica, tamaño del mercado, sofisticación en materia de negocios e Innovación, entre otros. Como es lógico, mientras más alto sea el índice, más alto se posiciona el país.

Chile ocupa el lugar 33 en el Índice de Competitividad Global 2016, entre 138 países, así, resulta ser el más competitivo de América Latina, e, incluso, superando a naciones como Italia, Rusia y Portugal, el "pero" está, como han comentado los empresarios, que aun cuando mejora dos lugares respecto de su ubicación anterior, se aprecia una tendencia a la baja en relación con 2003, por cuanto hay una pérdida de 11 lugares, bastante distante de la mejor ubicación alcanzada en la medición 2004-2005, cuando ocupó la posición 22 .

La dificultad para reposicionarse reside en la limitación para emplear políticas propias de una economía competitiva. Según los expertos, nuestro país posee carencias importantes para lograr el proceso de cambio, desde una economía basada en la eficiencia, a una basada en la innovación, sin lo cual resulta imposible proyectarse significativamente. En efecto, para integrarse al mundo de la innovación es preciso mejorar sustantiva mente la calidad de la educación científica y matemática y el gasto en Investigación y Desarrollo, en estos aspectos, el lugar promedio que ocupa Chile es 108, esto es, 75 lugares por debajo del lugar 33 que muestra en el índice general. 

A nivel regional hay cuatro países que superan a Chile en estos indicadores vinculados a la innovación: Costa Rica, Brasil, México y Argentina, mientras la casi totalidad de los países europeos y países asiáticos superan claramente en innovación a todos los países latinoamericanos.

Inmersos en la interminable discusión por financiamiento de la educación se ha olvidado la calidad de la educación, justamente el parámetro involucrado en estos datos, se ha perdido mucho tiempo sin poner la página en limpio.

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