Editorial

Ciudades intermedias, grandes postergadas

Consejo Académico de la Casa de Estudios decidió postular a este reconocimiento a uno de los investigadores más prolíficos de Chile, quien es una autoridad internacional en materia de polímeros.

Por: Diario Concepción 22 de Julio 2016

No es extemporáneo, ni ambicioso, compararse con los parámetros del primer mundo, al cual se aspira, como país, ingresar. Puede que sea incómodo, pero es una tarea en desarrollo alcanzar estándares perfectamente posibles, solo que con el debido esfuerzo y en el debido plazo. No por lejano o diverso habrá que quedarse en la situación de la eterna insatisfacción y de perdurable envidia, países con los cuales duele compararse, estaban convertidos en escombros hace poco más de cincuenta años, no sólo en lo material, sino en cuanto a la integridad social, sacudidos por pérdidas enormes de recurso humano.

La diferencia ya ha sido expuesta, la capacidad de trabajar duramente por todo el tiempo que haga falta, en el mejor nivel posible, con unidad de propósito y ecuanimidad de trato, ya que un desafío de esa magnitud no puede enfrentarse con un país dividido.

En ese mundo, entre muchas otras diferencias de todo orden, se puede observar la distribución homogénea de la población, los cientos de ciudades grandes y pequeñas, hasta la dimensión de pueblo, que tienen todo lo que hace falta para asegurar a sus habitantes las mismas oportunidades de progreso, aunque existen por supuesto urbes más grandes y con más recursos, estos se comparan entre ellas de bien a mejor y no de excelente a miserable.

Un estudio relativamente reciente de la Universidad Austral analizó la realidad actual de las llamadas ciudades intermedias, una clasificación derivada del estudio de las ciudades chilenas que realizó hace dos años la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Según este análisis, en el país hay 26 grandes centros urbanos, de ellos, tres son metropolitanos; Santiago, Valparaíso y Concepción; y los 23 restantes son urbes intermedias, las que no superan los 500 mil habitantes.

Estas últimas, además de aquellas que no son Santiago, ostentan falencias variables de recursos, lo cual ha llevado a titular un estudio sobre el tema "Ciudades intermedias en Chile: territorios olvidados". Una denominación que ni siquiera hace justicia a la situación de crecimiento de estos colectivos urbanos, por ejemplo, centros urbanos como Arica, Calama, Ovalle, Curicó, Chillán u Osorno, pese a que son las que más crecen y gozan de mejor calidad de vida, al no ser grandes epicentros de poder, no tienen la debida atención de las estructuras del Gobierno y, en consecuencia, se ven abandonadas en sus proyectos de desarrollo y entorpecidas en cuanto al reconocimiento de sus particularidades culturales o geográficas, sin reconocimiento de su identidad dentro del concierto nacional.

Los otros grandes centros urbanos, Valparaíso y Concepción, si bien su peso específico es algo mayor, también son severamente afectadas por el centralismo, un fenómeno absorbente que continúa distorsionando el uso de recurso humano y el territorio, de tal manera que si a inicios del siglo, Santiago concentraba el 10% de los habitantes, el actual es 40%, agravado por el desplazamiento de las élites y sus capacidades productivas desde las ciudades de regiones a Santiago.

Romper esta tendencia divisoria debe considerar la homologación de la infraestructura de las ciudades chilenas, no es lo único, pero da una idea de la voluntad quien hace falta para hacer un país con igualdad de oportunidades. Es por eso que cambian gobiernos y tendencias políticas y el centralismo sigue tan lozano como siempre.

 

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