Economía y Negocios

Cortafuegos y estanques de agua: apicultores implementan fuerte plan de prevención ante incendios forestales

Durante el verano de 2023 las consecuencias tras el paso del fuego fueron gigantes. Miles de plantas de quillay y panales terminaron destruidos. Ahora el gremio busca revertir la situación.

Por: Diario Concepción 23 de Enero 2024
Fotografía: Indap

Misael Monsalves Urrea

Durante estas altas temperaturas y la constante amenaza de incendios forestales, los apicultores del Biobío han adoptado un enfoque proactivo y enérgico, implementado una serie de medidas preventivas destinadas a mitigar los riesgos, y preservar tanto la salud de las abejas como la infraestructura apícola.

La apicultura en la región ha enfrentado desafíos considerables durante los últimos años. Tanto el 2017 como el año pasado, este sector ha sido testigo de devastadores incendios, y también otros factores, como frías estaciones e inundaciones que han tenido un gran impacto para la realización de este rubro.

Vale recordar que en 2023 el quillay y al menos 30 mil panales terminaron destruídos por el fuego. Meses más tarde tuvieron que enfrentar las inundaciones y desbordes de ríos, en dos ocasiones, en un tramo de solo dos meses en pleno invierno.

Camilo Ruiz, veterinario apícola y presidente de la agrupación gremial Apiconce, detalló las medidas preventivas que han diseñado en respuesta a las adversidades experimentadas en la temporada anterior, en la cual se han propuesto fortalecer sus estrategias para salvaguardar la vitalidad de las abejas.

“Independiente que el fuego llegue cerca o lejos del aviario, la sola presencia de humo en el aire desorienta bastante las colmenas e impide que la abeja pueda salir a hacer sus viajes de trabajo externo en la colmena”, comentó.

Cortafuegos

Los apicultores de la región han establecido cortafuegos estratégicos alrededor de sus apiarios. Estas franjas despejadas actúan como barreras defensivas, reduciendo la velocidad de propagación del fuego y brindando una primera línea de defensa crucial ante algún evento en contra.

La disponibilidad de agua en diferentes ubicaciones es también una de las estrategias que se ha convertido en una prioridad, como estanques y depósitos que aseguran un suministro en caso de emergencia.

A su vez, la colaboración con instituciones públicas, fundaciones y organizaciones no gubernamentales ha sido importante para recuperarse de la catastrófica temporada pasada.

Han recibido ayuda en temas de restauración y reforestación de hábitats e incluso alimentos para el cuidado de las abejas.

“Con la Seremi de Agricultura tuvimos vínculo y después otros gremios también nos apoyaron con el tema nutricional como, azúcar y vitaminas para poder salvar las colmenas que quedaron desvalidas después de los incendios”, agregó.

Julio Barra, apicultor y parte del directorio de Apiconce, también compartió detalles de estas medidas y el estado en el que se encuentra el sector. Además mencionó lo que significó todo lo acontecido en 2023, comentando que “la afectación de los incendios marcó fuertemente al gremio, con una disminución de colmenas y la producción de miel”.

Según Barra, la concientización sobre la importancia de la prevención y la formación continua en técnicas de manejo seguro ante incendios son componentes esenciales, comentando que “como apicultores y organización gremial hemos estado haciendo planes preventivos para abordar lo que es la crisis climática y de incendios”.

Estos incluyen medidas como mantener el pasto corto alrededor de las colmenas, brindar bebederos adecuados, y en casos extremos, movilizar las colmenas a lugares seguros fuera del alcance del fuego.

En cuanto a la recuperación del sector, Barra expresó que la apicultura se siente abandonada en comparación con otros rubros.

“Hemos tenido que sobrevivir con préstamos, desde casas comerciales, familiares, algunos de Indap para poder subsistir en el tiempo. Se recibieron en algunas partes bonos de emergencia, pero fueron muy pocos. No hay un censo real de donde están los lugares afectados y quienes son los que viven completamente de esto”, afirmó.

Miguel Chávez, apicultor y vicepresidente de la Asociación de Apicultores de Negrete, también es testigo de los incendios del año pasado. “Se quemaron abejas y los lugares donde recolectan alimento. Fauna, árboles, pasto, todo se consumió”, señaló.

La pérdida de hábitats y la destrucción de flora nativa presentan desafíos significativos para la recuperación a largo plazo.

“El año pasado tuve pérdida de un apiario completo en la zona acá de Negrete, y fueron unas tres toneladas menos en relación a un año normal producción de miel”, detalló.

Ahora, con el inicio de 2024 el rubro apícola del Biobío se proyecta hacia una temporada prometedora, aunque se implementaron medidas preventivas, se anticipan buenos rendimientos para la cosecha y producción de miel, en parte gracias a condiciones climáticas más favorables.

No obstante, la cautela persiste ante la competencia y la necesidad de mantener una preparación constante frente a posibles amenazas climáticas y riesgos inherentes al rubro.

Etiquetas