Economía y Negocios

Biobío: informalidad laboral femenina aumenta y en el caso de los hombres baja

Hay 75 mil mujeres en esta categoría. Autoridades de Gobierno y la ONG Amaranta analizan este escenario.

Por: Anibal Torres Durán 04 de Septiembre 2022
Fotografía: Archivo | Diario Concepción

Las últimas cifras laborales del Biobío vuelven a mostrar una profunda brecha de género entre trabajadores y trabajadoras. Esto queda en evidencia con el empleo femenino en calidad de informal.

Así como creció la tasa de ocupadas, también lo hizo el trabajo informal para mujeres.

Vale recordar que uno de cada cuatro ocupados y ocupadas de la Región del Biobío son trabajadores informales, lo que se traduce en una tasa de un 24,8%.

En el desglose por género, según el Termómetro Laboral del Observatorio Sence, la tasa de informalidad para los hombres, durante el trimestre de análisis, fue de un 23,8% (93 mil 600 personas), presentando una leve disminución en doce meses de 0,4 puntos porcentuales.

Caso distinto ocurre con las mujeres, ya que esta tasa alcanzó un 26,1% (75 mil 942 ocupadas), lo que significó un ligero aumento de 0,1 puntos porcentuales.

Testimonios

“Mi trabajo consiste en los cuidados de dos menores de edad. Nunca he buscado formalizar mi situación laboral , debido a que no lo encuentro necesario para la labor que desempeño. Las personas con las que trabajo me han dado ciertas garantías. Además, mi ingreso formal haría que se modifique nuestra situación en el Registro Social de Hogares para futuros beneficios del Estado”, contó Evangelina Oñate, cuidadora de niños, en Coronel.

Lorena Segura,  Seremi de la Mujer y Equidad de Género del Biobío, realizó un análisis de las principales causas que gatillan la alta tasa de participación femenina en la informalidad laboral.

“Ya sea como vendedoras ambulantes, empleadas de casa particular, trabajadoras de la agricultura como las temporeras, las mujeres tienen una representación desproporcionada en el sector informal. Los trabajos informales suelen captar a trabajadoras con bajos niveles de calificación, lo cual incide en la generación ingresos de forma precaria, inseguros y carentes de protección social”, explicó la seremi.

Al trabajar en esta modalidad, múltiples mujeres carecen del acceso a leyes laborales y de prestaciones sociales con pensiones, seguros de salud o subsidios por enfermedad remunerados.

Ante eso  es que la seremi de la Mujer agregó que “es necesario promover medidas que permitan la conciliación de la vida laboral, personal y familiar, mediante el fortalecimiento de un sistema de cuidados con enfoque de género, junto con medidas de capacitación que consideren los tiempos de las mujeres y el apoyo permanente del Estado (…) lo que facilitaría la transición hacia el mercado laboral de muchas mujeres que dejaron de participar durante la pandemia o que hoy se encuentran trabajando en la informalidad”.

Por su parte, la seremi del Trabajo y Previsión Social, Sandra Quintana, sostuvo que otra causa que explica el fenómeno son los bajos montos en las pensiones.

“El trabajo doméstico tiene altos índices de informalidad, porque, por ejemplo hay muchas mujeres que han obtenido una jubilación y se dedican a estas actividades porque la pensión no responde a las necesidades que tienen”.

Asimismo, la jefa regional de Trabajo hizo hincapié en el rol de los empleadores para enfrentar la alta tasa de informalidad femenina. “Lo que hay que hacer aquí es trabajar con el empleador, porque es quien emplea el que tiene la obligación de hacer un contrato cuando tiene a una trabajadora a su disposición. En definitiva, es el empleador el que está incumpliendo las normas que tiene nuestro país en esta materia”, dijo Quintana.

ONG Amaranta

Desde ONG Amaranta sostienen que para realizar un análisis sobre este problema es necesario dejar de hacer la diferencia entre trabajos remunerados y no remunerados. “Trabajo son todas las actividades que satisfacen las necesidades de las personas”, comentó Consuelo Herrera, socióloga de la organización.

“Los trabajos informales permiten que las mujeres sigan realizando sus trabajos no remunerados y eso se debe a un problema de base de cómo está pensado el empleo entre hombres y mujeres. No podemos culpar a las mujeres por no estar buscando trabajos formales si es el remunerado el que ha estado excluyendo a las mujeres”, añadió la socióloga.

Sobre el fenómeno, el seremi de Economía, Fomento y Turismo del Biobío, Javier Sepúlveda, explicó que “gran parte de esta cifra involucra a mujeres que buscan, dentro de sus múltiples razones, un nivel de ingreso autónomo que muchas veces no tienen. En general son personas que tienen bajo su cuidado a menores de edad o adultos mayores. En definitiva, son parte de la economía asociada a los cuidados y que, a lo largo de los años, no ha sido reconocida de la debida forma. Son actividades domésticas que son soporte para el resto de las actividades económicas”.

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