Principal preocupación es la responsabilidad fiscal, impacto de la autonomía de las regiones, propiedad de los recursos naturales y su administración junto con la independencia del Banco Central entre otros.
“Hay detalles de la convención que podrían cambiar la forma de hacer negocios o de producir”, parte diciendo Claudio Parés, doctor en Economía de la Universidad de Toulouse y profesor asistente de la Universidad de Concepción.
Parés, en entrevista con este medio, responde las consultas sobre los aspectos económicos más relevantes que derivan del actuar de la Convención Constituyente donde manifiesta también, que la preocupación más importante tiene que ver con quiénes o qué institucionalidad se hará cargo de la responsabilidad fiscal, entre otras materias.
-¿Cuáles deberían ser los aspectos económicos más relevantes en el actuar de la Convención Constituyente?
– Lo que más me preocupa es que hay un problema de responsabilidad fiscal desde el punto de vista de la decisión del gasto porque se instaló, por ejemplo, la exclusividad de la iniciativa legislativa del poder legislativo respecto del gasto. Es un artículo de la Constitución que ha detenido varios proyectos emblemáticos para un determinado sector político, que ha sido muy criticada, pero que reviste de especial relevancia que esté en la convención porque cuando es necesario gastar, debe haber un responsable, no varios.
En segundo lugar, habría que tener cuidado con los detalles acerca de la autonomía de las regiones porque si son fiscalmente autónomas podría prestarse para profundizar desequilibrios, donde habrían regiones más ricas, por decirlo así, como Antofagasta, Metropolitana, Valparaíso y Biobío en desmedro de otras como Aysén, Araucanía o Ñuble.
Un tercer punto, tiene que ver con una suerte de idealización o ideologización ambidiestra o bilateral respecto que las cosas se resuelven con leyes donde se olvida un poco la parte pragmática. Estoy de acuerdo en que los temas de propiedad o decisión sobre los recursos naturales son muy sensibles como en el tema del agua, el problema es que al eliminar los derechos de propiedad sobre estos recursos, al ser de todos, ocurre la paradoja que no son de nadie, y al no ser nadie o de todos, no hay quién los administre. Nada asegura que la administración común o privada administre de manera más eficiente, sostenible y socialmente equitativa esos bienes.
Un cuarto tema que dejo enunciado, es lo referente a la autonomía del Banco Central que debería mantenerse pero en serio, es decir, sin posibilidades de acusaciones constitucionales o similares que afecten su autonomía real.
-¿A su juicio, el actuar de la convención alimenta parte de la incertidumbre que afecta a la Economía?
-Sí, porque la Economía funciona a partir de la proyección. Una de las definiciones de Economía es ser una ciencia de la toma de decisiones, que se toman hacia adelante, para lo que viene después, debe tener relativa claridad sobre lo que ocurrirá después. Si tomo una decisión y la Ley me protege sobre las posibles consecuencias de esa decisión y se genera actividad, pero una alta incertidumbre hace que la gente espere, pase de la actividad a la inmovilidad. Si no nos dimos el tiempo necesario por diseño, saldrá algo apurado que genera más incertidumbre. Lo democrático, no es garantía de que todo quede bien.
-¿Cómo podría impactar económicamente la discusión sobre la propiedad?
– El problema está que no tenemos internalizado el manejo de la propiedad común y enseñamos economía con propiedad privada. El manejo de la propiedad común es súper complejo y requiere que quienes administren los bienes comunes sean muy preparados en esta materia donde existe una gran diversidad de opciones. Un ejemplo podría ser la visión franciscana de la Economía Civil donde si bien los bienes pueden ser de tu propiedad cumplen una función superior y deberían considerar el impacto en la sociedad pero eso es complejo de llevar a la práctica.
-¿Qué lineamientos de la convención podrían estancar la Economía como advierte Juan Sutil, presidente de la CPC?
– El tema de transformar algunos bienes en bienes comunes, que es una buena idea, pero si no generamos un mecanismo que permita gestionar adecuadamente esos bienes comunes, daremos vueltas en círculos y terminaremos perdiendo la oportunidad de cambiar el paradigma. También hay que considerar que el empresariado chileno es más bien conservador y están acostumbrados que las cosas se hagan de cierta manera, Sutil en particular abogó por el rechazo y le gusta que en general se mantenga el status quo.