Economía y Negocios

El duro momento de las peluquerías del centro de Concepción

La agrupación local de este rubro advirtió que la drástica baja de clientes obliga al cierre total o el de funcionar con lo mínimo para cumplir con el arriendo y los sueldos.

Por: Felipe Placencia 11 de Julio 2020
Fotografía: Las peluquerías y centros de belleza están funcionando con las medidas sanitarias correspondientes.

Las peluquerías del centro de Concepción, al igual que la mayoría de los comerciantes, también pasan por duros momentos debido a la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus.

De acuerdo a la agrupación, que reúne 80 negocios, las ventas bajaron en más de un 70%.

La disminución del público que requiere de este servicio afectó fuertemente los ingresos, conllevando en las dificultades para pagar los arriendos y los sueldos de los colaboradores.

La vocera, Corina del Carmen Soto, lamentó el actual escenario, el que enfrentan prácticamente en solitario. “Nosotros como dueños de peluquería no entramos en ningún beneficio del Gobierno”.

Agregó que hasta el valor de los cortes de pelo cayeron. Si uno valía $12 mil, ahora está a la mitad. “Esto, para poder incentivar a que vengan”.

Sin embargo, pese a que se están tomando todas las medidas sanitarias debidas, la desconfianza de la gente es mayor, comentó Soto.

De ahí el problema para llegar a fin de mes. En su caso, el arriendo para que su negocio, “Bellezas Corina” , pueda funcionaren pleno corazón de la ciudad cuesta $2,5 millones.

Los dueños del recinto le han hecho descuentos, pero aún así no es suficiente para mermar la disminución de clientes. Es por ello, aseguró, “algunos han tenido que cerrar”.

Los que continúan, muchos se vieron obligados en despedir asistentes. Es el caso de Lucía Rosales, quien tiene un local en la Galería Caracol. De tener 9 colaboradores, se tuvo que quedar con uno por media jornada.

“Esto es algo que comenzó con el estallido social”, aseguró. Y enfatizó: “ somos clase media, entonces, no sólo tenemos compromisos con pagar el arriendo y los sueldos. Hay que pagar a los bancos, a los proveedores y etcétera”.

Agregó que “todo lo tuvimos que cubrir en octubre. Nos quedábamos a cuidar incluso. Fue algo terrible”.

Cuando la convulsión social comenzó a apaciguarse, diciembre dio señales de mejoría. Febrero y enero de alguna manera respondieron, pero vino marzo y llegó el coronavirus.

“Nos fuimos a pique. No logramos recuperarnos del estallido. Algunos cerraron por una semana. Otros por un mes y un resto que no han vuelto. Yo soy de las que sigue como puede”, contó Rosales.

De ahí que la clave sea algún tipo de ayuda. Es por ello que todos esperan alguna señal en medio de esta crisis sanitaria.

Rosales quiere, de alguna forma, se entienda que si les va mal a ellos, les va mal también a mucha más gente. Es decir, a la cadena completa de este importante segmento que mueve toda una industria del cuidado personal, que por estos días está en “receso”.

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