Economía y Negocios

Ricardo Barra: “Vendrá la vacuna para el coronavirus, pero no tendremos una para la escasez hídrica ni el cambio climático”

El científico ahondó en los desafíos que impone el mundo post pandémico, donde la variable ambiental cruza lo sanitario y sus consecuencias.

Por: Javier Ochoa 30 de Mayo 2020
Fotografía: Carolina Echagüe M.

La temática ambiental siempre ha cruzado las distintas realidades por las que puede atravesar un país. Puede que quede relegada por algún tiempo, pero siempre aflora cuando se pone la mirada en el futuro, en las próximas generaciones.

Los cambios que se avizoran y las recomendaciones de la ciencia, pensando en el mundo post pandémico, las repasó el investigador del Centro Eula y doctor en Ciencias Ambientales, Ricardo Barra Ríos, quien es profesor titular de la Universidad de Concepción.

– ¿Cuáles son sus reflexiones sobre este inédito e inesperado panorama sanitario?

– Esta pandemia que provocó una detención de nuestras actividades normales genera una oportunidad para poder repensar la forma en que estamos administrando nuestras vidas, la sociedad. El propio teletrabajo es algo que irrumpió con mucha fuerza, tendencia que seguramente permanecerá en este mundo post pandémico. Esto ha permitido seguir funcionando a nuestra universidad, por ejemplo.

– ¿Cree que hay también un giro hacia lo público?

– Sí, porque parece que cuando privatizamos la sociedad, perdimos algo. Y es tanta la fuerza que trae esto que, incluso, el sector privado que siempre ha defendido el rol del mercado, hoy recurre al Estado para salvarse a partir de la situación sanitaria. Esto también abre el debate acerca del tipo de Estado que queremos en este futuro post pandémico, que seguramente tendrá más poder frente al actual que está bastante jibarizado, subsidiario. Yo creo que la gran mayoría de los chilenos aspira a un Estado más presente, con más poder en el fondo.

Es una discusión que se estaba dando a partir del estallido social y creo que se verá reflejado en el plebiscito de octubre. Este panorama obliga, también, a reconstituir el concepto de comunidad.

– Los grandes temas ambientales siguen ahí. ¿Cruzan esta realidad pandémica?

– Sí claro, el cambio climático y toda esta discusión que traíamos en 2019, en el contexto de la COP25, y que desde la ciencia nos tocó aportar con diversos reportes donde plasmamos varias recomendaciones para afrontar el cambio climático y la escasez hídrica, y fueron entregados al Gobierno.

Hay un deseo desde la comunidad científica de discutir el modelo de gestión del recurso agua en Chile. Ha habido una resistencia por cambiar este modelo de agua privatizada, de agua commoditie. La última modificación fue hace ya 15 años. Ha sido difícil abrir esta discusión, sino imposible cambiar el actual Código de Aguas. Hay que priorizar el consumo humano, en Bío Bío el 8% del agua consuntiva que usamos es agua potable. Siendo los sectores con mayor demanda la agricultura y la industria. Si aseguramos el agua para personas y ecosistemas, podremos satisfacer todas los otros requerimientos. Esta es la visión de la ciencia. Lo otro es permitir una institucionalidad más ordenada del recurso, mediante una gestión integrada de cuencas, que hace 30 años la venimos pidiendo, integrando a los distintos usuarios por cuenca y no sólo los que tienen derechos. Quizás en el resultado del plebiscito tendremos una oportunidad para avanzar en esto. Sostenemos que hay mayor posibilidad de proteger el recurso desde lo público que desde lo privado.
Vendrá la vacuna para el coronavirus, o crearemos los anticuerpos, pero no tenemos una vacuna para la escasez hídrica ni el cambio climático. Por eso, las medidas que adoptemos hoy, serán tremendamente importante para las generaciones futuras.

– Todavía hay escépticos…

– Es que la escasez hídrica no se nota en las ciudades. Uno abre la llave y sale agua. Pero nosotros no somos los principales usuarios, sino el sector que nos brinda alimentos. El transporte de bienes y servicios por el mundo se ha frenado y posiblemente por bastante tiempo más, lo que provocará cambios en los patrones de movilidad, de transporte y de comercio internacional. Por eso, en esta mirada post pandémica nos tendremos que volcar a lo local y eso significará generar capacidad de producción local. No es posible depender de China para tener mascarillas, por ejemplo. Y para eso necesitamos agua que hoy está escaseando. Por eso, hay una gran oportunidad de aportar como universidad del conocimiento, investigación y desarrollo a nivel local para ir resolviendo estos problemas que irán apareciendo en este mundo que aparecerá tras la pandemia.

Pasando al componente aire, ¿qué opinión le merece la puesta en marcha del Plan de Descontaminación del Concepción Metropolitano?

– Ya los colegas en Italia han relacionado las muertes ocurridas allá con la contaminación por material particulado fino. En el norte de Italia murió más gente cuando peor era la calidad del aire. Veo un panorama complejo con miras al invierno, cuando habrá más gente en las casas y por más tiempo, lo que hará aumentar la demanda por energía y la fuente más asequible es la leña.

– ¿Qué opinión le merece la idea que ha surgido en ciertos círculos empresariales que piden que el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental sea menos riguroso para impulsar las inversiones?

– Creo que se puede resumir en la frase “pan para hoy, hambre para mañana”. A mí, me parece lamentable la idea de relajar los requisitos ambientales, que en general no son muy exigentes, de acuerdo a lo observado en más de 20 años de funcionamiento del sistema. Y si los proponentes y la autoridad creen que ese es el camino, siento que todos los discursos y metas de sostenibilidad a que nos hemos comprometido como país, no van a ser alcanzados. Es tiempo que los proponentes de proyectos de inversión y el propio Estado entiendan que la sostenibilidad es el negocio.

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