Economía y Negocios

Imilsa, rostro de No+AFP, cuenta cómo se vive con una pensión de $200 mil

Se hizo conocida en todo Chile por encadenarse a una Administradora de Fondos de Pensiones en el 2016. Hoy, a sus 85 años, cuida de su salud, una que se ha resentido. Desde su casa en el Cerro La Pólvora de Concepción, ve las marchas en la televisión y se imagina que va a la cabeza con una pancarta pidiendo cambios sociales.

Por: Felipe Placencia 25 de Enero 2020
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Las pensiones están en tela de juicio. Desde hace años que la sociedad civil pide cambios sustanciales al sistema. De acuerdo a un análisis de Fundación Sol, la mitad de los jubilados de Chile obtuvieron menos de $150 mil al mes y la Región del Bío Bío no está ajena a esa realidad.

En ese contexto, el movimiento No+AFP tomó fuerza. Fue en invierno del 2016 cuando Imilsa Contreras, perteneciente a la Asociación de Pensionados de Concepción, no dio más y se encadenó a una conocida Administradora de Fondos de Pensiones emplazada en el centro de Concepción.

“Sube la foto a las redes sociales para que el mundo se entere de nuestra realidad”, dijo en ese momento la señora Imilsa.

Hoy recuerda su hazaña con orgullo y nostalgia. Los ojos de millones de personas vieron su encadenamiento. La llamaron desde muchos medios de comunicación. Hasta un matinal nacional la entrevistó y fue reconocida como vecina destacada de la comuna por el alcalde Álvaro Ortiz.

Al tiempo después, enviudó. La pena persiste en el hogar que construyó junto a su esposo en el Cerro La Pólvora hace varias décadas. Y la salud, a sus 85 años, se ha deteriorado, por lo que las marchas del estallido social, en las que quisiera participar, las ve desde la televisión.

Cuando veo las imágenes, me imagino que voy adelante con mi pancarta”, expresó, sentada en su sofá, mientras el sol entibiaba sus manos que movía al conversar y recordar su larga vida de trabajo en lugares como el Nuria y el Hotel Ritz. Igualmente, su paso por Argentina, laborando en el consulado chileno.

– ¿Cómo es su jornada?

– Lo único que hago por estos días es cocinar para alimentarme junto a mi hijo. No hago otras cosas por que tengo poca fuerza. Después de caerme en las escaleras de mi casa, me quebré las costillas y estuve largo tiempo mal. Me dio depresión. Aún tengo. Una vez, una doctora me dijo pesadamente: usted tiene depresión, pero no tenemos remedio para eso. Andaba con mi sobrina que es enfermera y ella quedó sorprendida por la respuesta.

– ¿Y no la reconoció?, con lo conocida que es usted.

– Parece que no le interesa atender bien a las personas.

– Me dice, lamentablemente, que su esposo falleció.

– Estuve casada 54 años. Él era maestro. El construyó esta casa. El solito fue aprendiendo el oficio. Y terminó de hacer este hogar. Entonces, fue un sacrificio de ambos. Yo trabajaba y ahorraba. No la construimos con subsidio. Juntamos moneda con moneda. Tanto trabajo, pienso, de repente, pudo disfrutar más tiempo.

– Usted se ganó el cariño por contar la realidad de los adultos mayores ¿Cuanta pensión recibe?

– Poco más de $200 mil y mi atención de salud es por Fonasa.

– Disculpe la pregunta: ¿le alcanza con ese monto?

– No ocupo dinero para ninguna otra cosa que no sea alimentación. Mi hijo ayuda otro poco y así nos acomodamos.

– ¿ Qué le parece el estallido social?

– Me siento grata cuando ve los carteles que dicen NO+AFP. Cuando veo las imágenes, me imagino que voy adelante con mi pancarta.

– El gobierno, hace unos días, entregó una propuesta (elevar a 16% las cotizaciones y que las AFP devuelvan las comisiones) ¿Qué le diría al Presidente Sebastián Piñera y al mundo político en general?

– Le juro y le digo que, con todas las fuerzas de la vida que me quedan, desearía tener dos minutos con Piñera a mi lado para hacerle ver todo esto. También, me enoja la gente que no va a votar. Andan lloriqueando que necesitan esto y lo otro. Para exigir, uno tiene que participar.

– Tristemente, hay adultos mayores que han vuelto a trabajar después de jubilar.

– No tienen idea de que la gente no tiene dinero para pagar luz y agua. Se ha muerto mucha gente de hambre y enfermedad. Antes nosotros no decíamos nada. Por eso, cuando me encadené hice el llamado. La jubilación es pequeñísima. Entonces, si la gente ahora no lucha unida, el día de mañana sus nietos serán las víctimas. Ellos van a decir después: ¿qué hizo la gente de ese tiempo? Yo me iré tranquila de este mundo porque no me quedé de brazos cruzados.

Carolina Echagüe M.

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