Fue una de la primeras medidas impulsadas por el Ejecutivo, tras el inicio del estallido social. No obstante, experto advierte que se trata de un fondo que, en algún momento, tiene que terminar.
Una de las primeras medidas desatada la crisis social y política, el pasado 18 de octubre, fue el congelamiento del alza de las tarifas eléctricas una vez que se había anunciado un nuevo aumento de un 10%.
Pero ¿qué significa este “congelamiento”?. Conversamos con el abogado socio de Estudio Arteaga Gorziglia, Luciano Cruz Morandé, sobre las implicancias para los consumidores ante esta medida y poder entender cómo se implementará.
– ¿Qué hay que saber sobre este congelamiento tarifario?
– La cuenta de la luz es un ítem que siempre ha sido de gran relevancia para los hogares en nuestro país y también a nivel global. Un par de semanas antes del estallido social, la ciudadanía había presentado su disconformidad ante el alza de un casi 10% en las tarifas, por lo cual el gobierno tomó cartas en el asunto, estableciendo una ley que implementa un sistema de “congelamiento” de las tarifas eléctricas.
Lo anterior, se traduce en que a los consumidores se les ha postergado el pago del alza que debería haber tenido su cuenta de la luz hasta julio de 2023 o, en otras palabras, hasta que la diferencia acumulada entre lo cobrado a los consumidores y lo que se debería haber cobrado sin esta ley alcance los US$ 1.350 millones. La realidad es que dicha medida no es una “rebaja en la luz”, sino, más bien, se debe comprender como una estabilización de los precios, ya que de todas formas las personas terminarán pagando el valor real que debiese haber tenido su cuenta, el cual se irá distribuyendo de forma periódica en los pagos de cuentas del servicio eléctrico hasta el año 2027.
Pese a que es un buen sistema para el consumidor final, ya que permite atenuar subidas abruptas en las tarifas por elementos como alza o baja del dólar o valor del petróleo, entre otros, hay que tener en cuenta que cuando alguien compra algo y recibe el beneficio de pagarlo a plazo, y sin incluir intereses, al otro lado hay un segundo que no está recibiendo de inmediato el precio de lo que ha vendido.
Las implicancias del mecanismo de estabilización hacen asumir dicha carga a empresas generadoras, que tienen un precio pactado por la energía que se han comprometido a producir por los próximos años. Es a estas empresas a quienes se les ha pospuesto el pago de parte del precio por un producto vendido, entregado y consumido. Lo anterior afecta en especial a generadoras que contrataron créditos y habían considerado ciertos ingresos conforme a contratos ya firmados… ingresos que ya no recibirán en los plazos previamente acordados.
– ¿Es posible bajar las tarifas y, de ser así, cuándo se vislumbra una baja?
– Al preguntarnos qué podemos hacer para disminuir las cuentas de la luz, es importante considerar que hoy en día contamos con un sistema muy regulado, lo que se observa en que dicho sistema hace competir a las generadoras por lograr una mayor eficiencia, con el objetivo de que puedan producir y vender su energía al menor precio posible, a través de licitaciones. Intervenir las tarifas no es una solución realista y sostenible en el tiempo, traduciéndose en un desincentivo para el desarrollo continuo y necesario de nuestro sistema eléctrico.
La raíz del problema no está en las tarifas, sino que en el consumo, y es este último el que necesita una transformación radical. Este cambio cultural debe venir gestado por la sociedad en conjunto, aunando criterios entre la comunidad y también incluyendo a las autoridades. Propuestas como la realizada por la Agencia Chilena de Eficiencia Energética, en donde se han generado proyectos específicos que promueven la disminución del consumo eléctrico en áreas como la industria, minería y transporte, sumado, también, a ejercer un rol educativo en la ciudadanía para comprender la importancia que tiene la eficiencia energética. Estas son iniciativas loables a imitar y que, sin lugar a dudas, deben tener una mayor difusión.