Obsesionado con el vóleibol: “Mi mejor válvula de escape”
Rodrigo Puchi juega de punta en el Club Alemán y en el Colegio San Ignacio, de San Pedro de la Paz, con el que viajó junto a sus compañeros a representar a Biobío en el Nacional Juvenil de Coquimbo.
Tiene 17 años y solo una cosa le gusta más que hablar de vóleibol: jugarlo. Rodrigo Puchi es punta del Club Alemán, defiende al colegio San Ignacio de San Pedro de la Paz en el Nacional de Coquimbo y sueña con estudiar un día en la UdeC.
El sampedrino y estudiante de Tercero Medio contó que “alguna vez jugué un poco de básquetbol, pero siempre me concentré en el vóleibol, desde muy chico. Mi papá me fue llevando en este deporte desde los 7 años, porque él y mi tía jugaron siempre en el Voley Coronel. Es de familia”.
Confiesa que “no me enganché tan rápido, pero de grande ya fui decidiendo que esto era lo mío. Al principio este deporte es súper complicado porque cuando niño necesitas que te guíen, que te digan qué hacer cuando las cosas no te salen. Ahí tuve buena compañía. De chico son más las pelotas que uno manda a la red que otra cosa. Tengo un video mío de 9 años donde me llega un pelotazo en la cara y así partimos todos”.
Cuenta que “comencé en el colegio, en Segundo Básico. En el San Ignacio hay un profe del voleibol damas que lleva como 20 años y ha tenido siempre buenos resultados, pero como varones yo creo que esta es la generación que le ha ido mejor. Nos tuvieron un desayuno cuando clasificamos y el recibimiento de los compañeros y todo el colegio cuando llegamos fue muy bonito”.
Sobre su función en la cancha, detalla que “juego de punta y creo que mi mejor característica es el liderazgo positivo. Este es uno de los deportes donde más dependes de tu compañero, es así en todo momento. Tenemos mucha gente individualmente muy buena y me preocupo de eso, de que cuando necesitamos una de esas individualidades estén ahí. Si necesitamos que uno meta todos los puntos, está bien, es por el equipo. Hay que mantener el ánimo de todos”.
Sobre el equipo viajero precisó que “tenemos tres refuerzos que entraron muy bien al grupo. La mayoría nos conocemos hace mucho, sobre todo yo, que vengo viendo hartas generaciones. Algunos llevan 3 o 4 años y otros llegaron el año pasado”.
Alejando las sombras
Entusiasmado, agregó que “este Nacional Sub 17 no se hacía hace como 5 años y justo nos tocó, en la última oportunidad que teníamos por edad. Es la gran chance y con esa mentalidad viajamos”.
Fuera del colegio, expresó que “a los 10 años me metí a un club de Coronel y este año me cambié al Alemán. Cuando me proyecto, mi sueño siempre ha sido estudiar en la UdeC y ojalá jugar vóleibol a ese nivel, quizás conseguir una beca”.
Valora mucho el deporte, más allá de la cancha, y sostiene que “lo veo como mi mejor válvula de escape. El vóleibol lo comencé por amor al deporte y ahora estoy obsesionado con él porque es mi forma de escape. Cuando juego no tengo ninguna distracción, ninguna sombra ni nada que me diga que tengo que estar en otro lugar. En esta época donde es muy importante la salud mental, el deporte es una de las cosas que más ayuda y más los deportes cooperativos. Así he conocido más gente y cuando esto te gusta le dedicas tiempo que suma”.