La "Lamparita" puso la pelota al piso en casa de un Naval que apostó solo al pelotazo y venció claramente por 2-0. Los mineros ganaron 7 de los últimos 8 clásicos.
Algo pasa cuando Naval tiene enfrente a Lota Schwager y viceversa. Otra vez la “Lamparita” se agrandó, impuso su buen fútbol y superó sin contratiempos al “Ancla” por 2-0. Se jugó en El Morro, solo con público local y el cuadro del “Tiburón” Ramos no se achicó. Ganaron 7 de los últimos 8 clásicos y los de Talcahuano ya no saben qué hacer con el vecino.
El forastero, de entrada, salió a ganarlo y sin especular. La primera acción de peligro fue un córner que Gianfranco Catrileo conectó a espaldas de todos y la defensa sacó antes que llegara al arco. Lota amenazaba y, a los 14″ Francisco Tapia robó la pelota a un ingenuo Matías Pino, abrió a Ignacio Chandía y su buscapiernas encontró bajo el arco a Lucas Quiroga quien marcó el primero visitante.
Tras el gol, el partido cayó en una laguna de fricciones, roces y 6 tarjetas amarillas solo en el primer tiempo. Hasta los de la banca tocaron. Y de alguna forma, el anfitrión bajó ese ritmo sofocante de Lota y se generó sus mejores opciones con remates de Ignacio Sepúlveda, tapadón de Víctor Fuentealba a derechazo arriba de Pino y una entrada increíble de Yerald Toledo que elevó en área chica.
Pero en el segundo tiempo, las cosas volvieron a ser como al principio, con la “Lamparita” dominando desde el medio con la claridad de Castagnoli y Tapia, abriendo siempre para los activos Neira y Chandía. Este último, el más desequilibrante del juego, tomó su propio rebote y, a los 55″, nuevamente dejó solo a Quiroga, quien con suave y colocado remate puso el 2-0.
Recién faltando 20 minutos, Naval buscó desde el banco con el ingreso de Garcés y más adelante Flores. Hasta entonces, solo amenazaba con los arrestos individuales del siempre potente Farías y lo que sabe provocar Pino. El propio mediocampista tuvo la última ocasión sacándose un defensor y metiendo un derechazo apenas ancho.
Tal como en Cabrero, dio la sensación de que Naval tenía con qué pelear de igual a igual, pero despertó demasiado tarde. Del otro lado, un Lota Schwager que se anotó la notable marca de seis victorias consecutivas. La mayoría de las veces jugando bien y otras, como ante Quintero, tal vez no tanto, pero en esta fase del torneo sumar de a tres vale oro.
Uno se va a la Copa Biobío con el ánimo por las nubes y momentáneamente de sublíder de Tercera A y el otro llegará a casa con muchas dudas. La liguilla sigue estando numéricamente cerca del “Ancla”, pero cada derrota los aleja un pasito más del objetivo.