Diario Concepción Radio UdeC TVU Noticias La Discusión
Deportes

Oro y dura realidad: Pedro Vergara brilla en Valdivia pero pelea contra el tiempo

Por: Samuel Esparza 09 de Julio 2025
Fotografía: Cedida

Pedro Vergara no sube al podio solo. Cada vez que el judoca coronelino levanta los brazos, siente que lo hace acompañado. De su pareja, de sus amigos que le pasan unos pesos para el viaje, de la gente que cree en él. Y también de una historia que se construye en silencio, con sacrificio y harta constancia, y que tuvo un nuevo capítulo en el reciente Zonal Sur de Judo realizado en Valdivia, donde se quedó con la medalla de oro en la categoría hasta 90 kilos.

Representando al Club Judo del Carbón, el deportista local tuvo que sortear tres combates consecutivos en una jornada extenuante. “Me tocaron tres luchas, las gané todas. Pero fueron demasiado seguidas, sin tiempo real de descanso. Eso me exigió muchísimo en lo físico”, relata. “El judo es un deporte exigente y muy incierto: una lucha puede durar 10 segundos o llegar a los 7 minutos con alargue. El desgaste es tremendo”, añade.

Pese al dolor de cuerpo que arrastra tras cada torneo –“siempre llego lesionado”–, Pedro no deja de competir. Pero lo hace en condiciones adversas: sin entrenador, sin barra, sin financiamiento oficial. “Allá nos apoyamos entre nosotros, somos un grupito de la Región del Biobío. Sebastián Castillo, Ariel, Elías Yrigoyen, Bastián… Siempre nos tratamos de juntar”, confiesa.

El joven judoca no esconde su frustración por la falta de un proyecto común. “Sería bonito que se hiciera un equipo nacional para competir con un técnico que nos dirija. Ahora vamos todos por separado. Hay rivalidades antiguas entre nuestros senseis, pero los jóvenes tenemos que cambiar eso. Queremos formar una nueva clase de judoka”, afirma.

Por el empujón que le falta

A pesar de los obstáculos, Pedro Vergara empieza a hacerse notar. En Valdivia, senseis de otras regiones se acercaron a felicitarlo. “Me dijeron que me estaban conociendo, que tenía que empezar a cambiar mis técnicas porque ya me las iban a adivinar. Que debía subir el nivel, pasar de lo nacional a lo internacional”, relata.

Para el coronelino, ese salto no depende solo de su talento, sino que también de los recursos y de lo que pueda costear con ayuda de su círculo cercano. “Estoy limitado. Trabajo, estudio y además tengo que entrenar. A mí nadie me financia. Me ayudan mis amigos, mi suegra, mi polola. Golpeo puertas: uno me da diez mil, otro veinte. Todo sirve para la bencina, el peaje, la estadía”, dice.

Es precisamente su pareja quien constituye su principal motor. “Ella ha sido lo más importante para volver a entrenar y competir. Me impulsa todos los días. Llego cansado de la pega, de estudiar, y me dice: ‘Ya, vamos al gimnasio. Quiero estar con un campeón’. Ella es mi coach personal”, confiesa con agradecimiento.

También destaca a quienes lo han apoyado en lo económico: “Mi amigo Diego, que tiene la botillería El Chapo; Joaquín Muñoz, la tía Felisa, mi amigo Óscar. Siempre aportan algo para que pueda viajar”.
Por ellos, su reciente oro es una alegría que necesitaba. “Hace rato no ganaba una final. Y los rivales eran buenísimos, del top 10 nacional. Me sentí feliz, contento”, expresa.

Ahora se vienen los campeonatos nacionales más importantes, aunque nuevamente dependerá del bolsillo. “Así es el judo chileno. Si uno no pone de su parte o no tiene apoyo, no se puede. Pero sigo luchando”, sentencia.

Etiquetas

Notas Relacionadas