San Felipe había ganado un partido en todo el año y venció con justicia a los morados por 2-1. Descontó Gillard, que extrañamente volvía en este partido al banco de suplentes.
Lograron solo 2 puntos de los últimos 12 en juego, pero esta derrota en San Felipe duele doble porque era uno de esos partidos que un equipo con pretensiones debe amarrar. Del otro lado, un cuadro desesperado, que había ganado apenas un juego en todo el año, lo venció 2-1 gracias a un primer tiempo donde el “León” entró mal, con una formación que sorprendió de sobremanera y definitivamente no funcionó.
El técnico Manuel Suárez apostó por jugadores como Claudio Fernández y Nelson Sepúlveda, que venían con casi nula continuidad, para dejar en el banco a Ángel Gillard y Ariel Cáceres, que habían sido de lo mejorcito ante Rangers.
Rápidamente avisó Brayan González con un tiro libre al travesaño y a los 14″ abrió la cuenta Diego González en una salida larga desde el portero Paulo Garcés, que derivó en balonazo largo y preciso de un Boris Sagredo que fue factor, hasta que se cansó. Todo nació de un ataque lila que Nicolás Astete no pudo definir solo frente al “Halcón” tras un centro desde la izquierda.
¿Hubo reacción morada? Nada de eso. El encuentro se jugaba al ritmo de González y Sagredo y así fue todo el primer lapso, donde el “León” se vio muy desconectado entre defensa y ofensiva. Y para cerrar 45 minutos para el olvido, una mano involuntaria de Astete fue sancionada como penal y Sergio Vergara aumentó a los 45+2.
Ingresó Gillard por L”Huillier y se notó. Eso sumado a que los lilas presionaron más arriba e intentaron juntarse más, aunque costó, hasta que Valdivia y Ojeda comenzaron a ser más protagonistas. San Felipe iba perdiendo fuelle y su última llegada clara fue un remate frontal de Vergara que sacó Araya.
Garcés dejaba intacta la ventaja con un tapadón sobre un derechazo alto de Valdivia y la entrada a quemarropa de Gillard, pero se veía caer el segundo y fue a los 71″, cuando Valdivia sacó un centro al corazón del área, que Gillard conectó con un muy buen testazo. El argentino ha marcado los dos últimos goles penquistas, cuesta explicar que parta sentado en el banco.
Más adelante hubo una mala salida de Araya que Yerco González no supo terminar en gol con cabezazo ajustado al palo y el resto fue empujar contra un San Felipe que ya había quitado sus cuatro hombres de ataque y puso el bus atrás, motivados comprensiblemente por la urgencia.
Pitazo final y desahogo de toda la gente del Aconcagua, mientras el “León” se preguntaba por qué no entraron como en el segundo tiempo. El rival era totalmente abordable y los errores propios seguramente lo sacarán esta semana de la zona de liguilla.