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La locura de una hinchada que sufrió y explotó para abrazar a sus “Acerhéroes”

Talcahuano revivió ese ambiente del 2012 donde hubo que esperar hasta el último segundo para festejar. Nueve mil acereros se unieron en un solo grito.

Por: Paulo Inostroza 09 de Diciembre 2023
Fotografía: Raphael Sierra

Había 9 mil personas en el CAP y todas eran de Huachipato. Corrían con desventaja porque el acero no dependía de ellos mismos, pero había fe desde la temprana llegada al estadio. Como previa, mucha canción de Los Búnkers. “No me hables de sufrir” parecía una letra profética. De pronto, la música fue tapada por una hinchada que recordaba a todos que “del sur hay uno solo”. Gente con la cara pintada, muchísimos niños y abajo de la tribuna el “Christian” con la 10 y su bandera que alza hace tantos años.

Había que jugarlo como una final y el local lo hizo. “No nos quedaba otra que ganar y luego esperar. Y que el primer gol lo hiciera cualquiera y entrara como fuera. Este equipo merecía ser campeón por el fútbol lindo que hizo durante todo el año”, comentó un emocionado Gonzalo Montes.

De pronto, el estadio enloquece y los jugadores notan que hay buenas noticias. Magnasco marca para Unión Española. “No es fácil jugar así, escuchamos un grito y sabíamos que algo pasaba, pero lo que ocurría allá no servía de nada si no ganábamos. Un fin de semana atrás Cobresal hizo un gol al final y ya celebraba el título pero el fútbol tiene estas cosas lindas y se dio”, expresó el capitán Claudio Sepúlveda.

Luego los siderúrgicos hicieron la tarea, dos cabezazos elevaron a los fanáticos hasta el cielo. Llegaron los “oles”, con el equipo de Álvarez tocando más de 30 veces la pelota hasta que hubo falta sobre Montes. Ese es el Huachipato campeón, uno que siempre intenta jugar. El pitazo final generó más incertidumbre. ¿Y cuánto falta? Dos minutos más en Santa Laura y a sufrir. La vida es eterna en un par de minutos.

Hasta que todo termina en Santiago y se desata la locura. Jugadores por el suelo, Álvarez eufórico como pocas veces, niños subidos a las rejas, hinchas llorando porque este verdadero capo de provincia lo hizo de nuevo. Loyola, Cris y compañía corren a la reja a buscar a los hijos, a abrazar a los parientes. Antonio Castillo se muere por juntarse con sus compañeros y los barristas detrás del arco entran en masa a la cancha. En quince minutos ya están de vuelta para dejar que se realice la premiación. Difícil aguantarse.

El profe Álvarez señaló que “fue la historia perfecta, hoy fuimos contundentes y el equipo representó lo que somos. Los años me dan tranquilidad. A los 20 andas rápido, a los 30 te enojas más y después de los 40 tomas las cosas más tranquilas. Se fue Altamirano pero siempre supimos que podíamos. No lo decíamos pero nunca tuve ninguna duda”.

El partido terminó a las 20 horas, pero cerca de las 22 todavía había jugadores recién entrando al camarín. No querían salir de escena, ojalá esta obra durara por siempre.

Brayan Palmezano indicó que “desde que el profe llegó el 5 de diciembre que nos planteamos pelear cada partido y entregarnos al mil por ciento. Tuvimos un bache en el torneo pero nunca dudamos. Llegué acá muy joven, tuve una lesión que me dejó casi un año afuera y ahora pasa esto. Es un sueño”.

El camarín se tiñó de cumbias, las calles de Talcahuano que cantan Los Búnkers se llenaron de bocinazos acereros. Montes advirtió que “somos un justo ganador, fuimos el mejor equipo y esto es para nuestras familias y toda la gente. Es hermoso ser campeón”.

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