Deportes

Una labor que va mucho más allá de la pizarra y lo técnico

Por: Ricardo Cárcamo 04 de Diciembre 2023
Fotografía: Paulina Parra

En un fracaso, son los primeros en ser apuntados. En la victoria, quizás no son los más destacados, no se les dan los créditos como en la derrota. La labor de entrenador en el deporte se caracteriza por ser un poco ingrata, sujeta a resultados, y en el caso de muchas disciplinas a nivel nacional con preocupaciones múltiples, no sólo ligadas a lo netamente competitivo.

Salvo el fútbol, donde se manejan otro tipo de presupuestos, en general un entrenador no puede dedicarse sólo a preparar un plantel o un atleta para competir. Ante carencias de equipos multidisciplinarios y económicas, debe asumir otras funciones, que pasan desde asesoría en temas personales o psicológicos a hacerse cargo de asuntos logísticos e incluso económicos. En ese panorama, la mayoría también debe trabajar en más de un lugar para poder sostenerse en lo financiero.

Cuatro técnicos, de diferentes disciplinas, comentaron sus experiencias.

Mucha vocación

Margarita Masías lleva muchísimo tiempo ligada al atletismo, como deportista y también desde el ámbito formativo. De su labor fuera de la pista, afirmó que “es una vocación. Para dedicarse a esto, casi la mitad del tiempo de un día en mi caso debe ser así, pues es trabajar con personas y tener las mismas ganas que ellas o incluso más para llevarlas a sacar su mejor versión. Aparte que esta labor me hace feliz a mí, me da mucha felicidad ver cómo progresan, cómo se superan y cómo cada vez cada una va buscando sus propios objetivos”.

Al respecto, agregó que “es una vocación que hay que saber reinventarla para seguir encantando a la gente cuando, por ejemplo, no se logra cumplir un objetivo. Además, debe saber orientar a una persona, pues muchas veces se te acercan sabiendo que quieren algo pero no sabe cómo explicarlo o cómo buscarlo”.

De su rutina, detalló que “le dedico la mitad de mi día. La primera parte de cada jornada yo entreno, como atleta, y en la segunda entreno personas. En el colegio (Greenhouse School de Temuco) trabajo con niños de primero básico a segundo medio y en mi club Mas Endurance con gente que va de los 16 años, sin tope de edad. Ahora igual estoy abriendo un club de mujeres en conjunto con un gimnasio femenino que hay en Temuco. Por eso, el tipo de deportistas que dirijo es súper variado, desde escolares pasando por amateurs a personas que buscan ser las mejores de la región y a futuro estar entre los mejores del país”.

En lo económico, afirmó que “gracias a Dios sí puedo mantenerme siendo entrenadora de atletismo entre el colegio, mi club Mas Endurance y el nuevo que abrimos hace poco para mujeres. Además, trabajo en proyectos periódicos sobre deporte, pero mayormente vivo de ser entrenadora”.

En cuanto a la formación de un entrenador, Masías indicó que “lo ideal es que tenga un título de técnico deportivo, profesor de educación física, y para especializarse existe la escuela de entrenadores de la federación atlética, que es la Enea, y ahí se pueden adquirir muchos conocimientos para formarse como técnico de atletismo”.

La también atleta aseguró que, en su caso, cumple un rol que va más allá del entrenamiento físico de sus pupilos. “Creo que todos los entrenadores cumplimos más funciones que lo técnico, porque el deporte cuando ya forma parte de tu vida se dan ciertas cosas que son más personales, íntimas, donde hay que tratar de apoyar. Si uno no se encuentra capaz de hacerlo, tiene que derivar a otro profesional. Por eso es importante tener personas de confianza que puedan ayudar en la parte psicológica, y si es algo que uno cree que puede manejar, dar apoyo, eso se hace siempre”.

Gestión y vendajes

Guillermo Jiménez es entrenador de vóleibol, y actualmente reparte su tiempo entre varios equipos. “No tengo uno solo. En mi caso, soy entrenador del Club Murano donde dirijo tres planteles: damas y varones adultos y la Sub 17 damas. Además, entreno a la selección universitaria masculina de la Unab y estoy a cargo de la selección regional de los Juegos de la Araucanía, que es Sub 18”.

Al respecto, agregó que “mi rutina de entrenamientos incluye a todos los equipos, por lo cual no es fácil, ya que la mayoría entrena después de las 17, 18 horas. Cuesta entonces compatibilizar todos los horarios, además cada uno necesita planificaciones distintas, así que estoy trabajando de lunes a sábado entrenando, y también hay partidos el sábado o el domingo. Dirijo a una variedad amplia en el rango de edad, en damas y varones, de lunes a sábado”.

De sus inicios como técnico, contó que “era jugador, y siempre tuve la intención de dirigir mi carrera de educación física a la parte técnica, particularmente al vóleibol. Mientras estudiaba, Carlos Copelli, en ese tiempo entrenador del equipo de voley femenino de la Ucsc, que es donde estudiaba, me invitó a trabajar con él. Aprendí un montón, esa fue mi primera experiencia. Luego, el profe Carlos me dio la posibilidad de que me hiciera cargo del equipo, como era jefe de Deportes en la universidad, y ahí no paré más. Me salieron dos o tres equipos más, y me mantuve siempre como entrenador”.

Sobre si puede mantenerse económicamente siendo entrenador, afirmó que “sí y no. Dirijo muchos equipos, y aparte de eso trabajo en la Unab como docente en las carreras de Educación Física y Entrenador Deportivo. En su momento también trabajé en colegios, fui parte del cuerpo técnico en la selección chilena, en Murano en Santiago. La verdad nunca me he dedicado sólo a ser entrenador de vóleibol, pues uno no alcanza a completar la renta que le gustaría con un solo equipo, con un solo trabajo. Nunca he estado sin trabajar en más de un lado, y lo más cercano a estar sólo como entrenador de voley es lo que hago ahora, pero también dedico tiempo a la docencia (…) Podría dedicarme solo a dirigir, pero ganaría menos y tendría que buscar los ajustes económicos para arreglármelas”.

Jiménez también dijo que en su caso no sólo es un entrenador. “Hay que hacer la parte de gestión de los equipos, organización de torneos, buscar invitaciones, inscribir a los jugadores en las plataformas de las competencias en que se participa. A veces, ver o gestionar la posibilidad de buscar apoyo externo para el equipo. En lo personal, también en ocasiones se da apoyo emocional y lidiar con situaciones que salen del contexto de la cancha. Me ha tocado financiar algunas cosas de mi propio bolsillo, pero eso ha pasado puntualmente a lo largo de toda mi trayectoria como técnico. También vendar dedos, tobillos, dentro de los escasos conocimientos que uno tiene de esas áreas, para lo cual debería contar con un equipo. Afortunadamente, en el club en que trabajo hoy tengo un gran apoyo desde la gestión, en la Unab también cuento con un equipo de trabajo bien completo, entonces cada vez tengo que preocuparme de menos cosas fuera de la dirección técnica”.

Con harto equipaje

Raúl Umaña es entrenador de balonmano de Deportes Concepción, trabaja en el programa Promesas Chile y dirige en el Colegio Pinares. “Aparte de ser entrenador me ha tocado hacer clases en universidades, trabajo en colegios. Además, en el club participo activamente en el deporte y el quehacer, para poder tener un sueldo que permita ir desarrollándose en los aspectos familiares”.

Además, agregó que “la gente normalmente entiende que uno dirige un grupo, le entrega un par de ejercicios, pero el trabajo técnico que hay después es bastante arduo. Hay que vincularse mucho con la metodología del entrenamiento, con la enseñanza de contenido, de forma que los chicos vayan aprendiendo las cosas a la edad que les corresponde”.

En ese proceso, Umaña dijo que es muy importante contar con “equipos multidisciplinarios, donde aparezca la figura del psicólogo, para poder entender las emociones de los jugadores, para que aprendan a manejar todas estas situaciones (…) A uno le gusta más el tema técnico táctico, lo que tiene que ver dentro de la cancha, de ir aprendiendo nuevas metodologías, ir desarrollando nuevos métodos de juego, ese tipo de cosas, pero claramente es otra cosa tener que manejar las presiones que pueden sentir los jugadores”.

Y tal como otros colegas, contó que asume otras labores anexas. “En mi auto cuando tocan los periodos de temporada, ando con los discos, con las barras, con las pesas y tengo que hacer ajustes, poner materiales entre los balones. Hay gente que transportar y los tengo que subir a todos en un auto de cinco personas, arriesgándonos hasta cierto punto”.

Diferencias culturales

Santiago Gómez es entrenador asistente de Basket UdeC. Uruguayo, dijo que en su país “es otro contexto, allá gran parte de los jóvenes quieren pertenecer a un club y al final terminan siendo hinchas, es súper distinto que acá”.

Además, mencionó que “si bien hay clubes, está más ligado al escolar, que no está mal, pero podrían haber más horas de entrenamiento o que las instituciones contraten profesores especializados en áreas específicas”.

Gómez destacó que “acá no se puede vivir únicamente de ser entrenador, hay que hacer una serie de ‘malabares’ para llegar a fin de mes. Por ello, es necesario realizar cambios profundos, de tal manera que un técnico pueda dedicarse con tranquilidad a esta profesión”.

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