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Adesup: Cuando Esperanza Muñoz creyó en sí misma comenzó a ver maravillas bajo el arco

Oriunda de una zona rural entre Curicó y Talca, la estudiante de Bachillerato en Ciencias de la UBB, es la encargada de custodiar los tres palos en la selección de fútbol de su casa de estudios en el duro circuito universitario, puesto que hasta hace muy poco ocupaba la ex portera de Arturo Fernández Vial, Macarena Vergara. Compromiso que ella asumió casi de urgencia, pero que hoy cumple con plena entereza, pasando a convertirse en una de las fundamentales de un plantel que este año pretende pelear los primeros puestos.

Por: Samuel Esparza 03 de Julio 2023
Fotografía: Cedida

Algunas veces en el deporte, todo se trata de confiar. Bien lo entiende Esperanza Muñoz, quien a sus 19 años ya sabe lo que es salir del valle de las dudas para establecerse en la certidumbre de sus capacidades.

La historia de esta alumna de segundo año de Bachillerato en Ciencias de la UBB con el fútbol, comenzó de niña. Desde los 10 años que su panorama favorito era jugar ‘pichangas’, ya sea en su barrio o en el colegio, y siempre acompañada de su hermana mayor, su socia inseparable. “Fueron buenos tiempos, Desde muy chica que nuestros padres nos inculcaron el deporte a todos los hermanos, así es que desde que tengo memoria que juego fútbol. Primero en mi natal Antofagasta y luego en Talca, ciudad donde mi familia se estableció definitivamente. Jugaba con hartas niñas, tenía un círculo bien grande que era liderado por mi hermana, igual que en el colegio donde competíamos constantemente”, evoca sobre sus comienzos como fiera lateral izquierda.

Hasta ahí fue un vínculo inseparable con la redonda pasión, que se cortó cuando su hermana dejó el colegio. Por primera vez no la tenía al lado, y algo pasó con ella, como un corto circuito que le robó toda la confianza y motivación, alejándola por más de tres años del fútbol. “Siempre me he sentido insuficiente en todos los sentidos, y sin mi hermana no era lo mismo, se me fue el compromiso. Además que soy de campo, de la localidad de Camarico ubicada en Talca, cerca del límite con Curicó, entonces ir a la ciudad para entrenar eran 45 minutos en auto por carretera, muy cansador para mi mamá que además me iba a dejar todos los días al colegio”, explica.

Pasión renovada

El regreso a las canchas iba a darse tiempo después con su ingreso a la UBB, donde de Bachillerato pasará próximamente a estudiar Ingeniería Civil Mecánica. Ahí, el destino le tendría guardada una sorpresa, ya que sin proponérselo, iba a tomar un rol protagónico en la selección de fútbol de la universidad, y en un puesto totalmente diferente: el de arquera. “Toda mi vida fui lateral izquierdo, me encantaba ese puesto porque me permitía tirarme al suelo, barrerme, poner cuerpo y tener contacto físico, ir al choque como siempre me gustó, pero resulta que al llegar a la UBB, estaba el problema que recién se había ido la gran arquera de Fernández Vial, Macarena Vergara, y el puesto estaba vacante. Entonces dije, ‘ya, soy alta y me gusta tirarme al piso’, así es que acepté tomar el puesto mientras llegaba otra arquera; y resulta que todavía sigo esperando que llegue alguien”, dice entre risas.

“Ser arquera no es fácil, hay que gritar y liderar el grupo, y  eso aun me cuesta. Pero me tocó la suerte de que mi equipo es muy apañador, llegar a entrenar es una alegría, las chiquillas apoyan y motivan, entonces nunca sentí eso de que lo estoy haciendo mal o que estoy fallando”, sostiene.

Aquello resultó fundamental, considerando el debut para el olvido que tuvo en esta temporada de Adesup. “Nos tocó partir con la Ucsc, que entre sus filas tiene a jugadoras profesionales. Fue un partido horrible, me metieron como 9 goles y eso que solo se jugó el primer tiempo producto de una suspensión. Me frustré, estaba tan enojada que tras un momento ni conté los goles, fue tanto que me dieron ganas de llegar hasta ahí, no más. Me dije que ese no era mi sitio, me reproché mucho, pero ahí aparecieron mis compañeras, todo el grupo hizo el aguante y tomé confianza otra vez. A partir de ahí, por ellas doy todo mi esfuerzo”, confiesa.

En los siguientes partidos, la UBB dio cada vez más pelea, hasta que por fin llegó la primera victoria de la temporada, sobre la Unab por 3-1. Fue ahí que ya se decidió, se quedaba en el puesto. “Voy a seguir de arquera, ya se ganó mi corazón, así es que aquí me quedo”, dice.

Jugadora que se describe como luchadora incansable y que siempre enmienda sus errores, Esperanza  destaca por su fuerza, su porte y una visión de arquera que a sus cortos 19 años, augura un futuro de triunfos.

Amante de la Física, dice que cada vez que puede la aplica en el fútbol. “Es parte de la vida y, por supuesto, del fútbol, por ejemplo a la hora de medir la fuerza con que le pego a la pelota,  o el impulso a la hora de saltar a cortar un centro, por ejemplo; en todo se aplica la fuerza,”, sostiene.

Hoy, Esperanza está de lleno sumergida en lo que es el circuito universitario Adesup, donde tiene grandes planes para esta temporada. “Lo mejor de jugar Adesup es la barra y la energía que se siente en todos los partidos. Estamos esperando comenzar la segunda rueda, la meta es quedar arriba y poder ir a los nacionales, así es la confianza que tenemos en nosotras mismas”, advierte.

Y cierra, “lo más importante es ser feliz y en el fútbol, con mi equipo, lo soy plenamente”.

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