El nuevo DT de Deportes Concepción aseguró que "ya pasé esta situación en otros clubes y creo que podemos levantar".
Fría mañana en Nonguén, pero no había tiempo que perder. Previo a un trabajo sicológico, el plantel de Deportes Concepción trabajó con el DT Christian Lovrincevich, quien dirigió su segundo entrenamiento al mando del “León”. El estratega lila, quien aclaró que tiene 51 años y no 48 como aparece en internet, habló por primera vez ante los medios, expresando que “estoy ilusionado por pertenecer a una institución tan grande. El momento quizás no es el mejor, pero a los entrenadores no nos convocan cuando los equipos van punteros, sino que cuando están en problemas. Esta es una situación que ya pasé en otros clubes y creo que podemos levantar. El desafío es grande y con ilusión, entusiasmo e ideas eficaces más el impulso de los jugadores, tenemos chances”.
Ya tuvo experiencias positivas salvando equipos del descenso en el fútbol chileno, donde pasó por Unión San Felipe y Unión La Calera. Al respecto, aseguró que “en el fútbol no es copiar y pegar. Uno se tiene que adaptar a los jugadores. No es que uno trae una receta mágica. Con el impulso, energía y orden que podamos darles, se pueden lograr buenas cosas. En San Felipe me pasó lo mismo, había un buen plantel y sólo faltaba encontrarle la vuelta a lo que se necesitaba. Hay que reciclarse, estar presentes con el proyecto y no dejarse llevar por los antecedentes ni la historia. Lo único que queremos es reconstruir al equipo y que esté más cerca de la victoria”.
Más allá de un sistema táctico en particular, ¿cómo quiere que juegue Deportes Concepción bajo su mandato? Lovrincevich sostuvo que “ordenado, intenso, que no de una pelota por perdida, que se sienta la huella de un equipo que tiene entrega, juega al 110%, que entiende la importancia de cada punto. Que a través de la entrega genere una mística y comunión. Muchas veces el futbolista quiere hacer un gol o una jugada maradoniana, o como las que hacen Messi o Alexis Sánchez. Y muchas veces el hincha también se siente identificado con un futbolista que se raspa, traba con la cabeza y deja la vida en la cancha. Eso genera mucha mística en un plantel. Yo quiero eso, un equipo comprometido y que se entregue. Me parece que nosotros tenemos que volver a ilusionarnos y creer en lo que tenemos. Lo peor que nos puede pasar es no creer. Hay que creer para ver, no al revés. Hay partidos donde por momentos cederemos más la pelota y en otros seremos protagonistas. No me importa tanto eso. Me importa el compromiso, la entrega”.