Por muchos años, la UdeC siempre se perfilaba como candidata a ganar la Liga Nacional, pero algo pasaba en la fase final del torneo y no conseguía el objetivo. Estuvo cerca en 2015-2016, donde frente al mismo Valdivia que ahora pudo coronarse no le alcanzó una ventaja inicial de 2-0 y terminó perdiendo aquella serie por 4-2. Ahora, de visitante, ganó el cuarto partido y se quedó con la serie por 3-1, volviendo a ganar el máximo torneo cestero chileno luego de nueve años, pues en 2021 ganó por cuarta y última vez la Dimayor.
Con este nuevo campeonato, sumó cinco coronas contando Dimayor y Liga Nacional, situándose a la cabeza de los equipos más ganadores en la historia del básquetbol chileno. Un logro cimentado en un plantel armado por Cipriano Núñez donde se mezcla experiencia y juventud, y también vuelve a aparecer un elemento que justamente marcó esa década de los ‘90 que fue la más exitosa en el elenco auricielo: una alta identificación de los jugadores con la camiseta, originada principalmente por la dualidad de estudiante-deportista de buena parte del equipo.
Al hacer un repaso de los rendimientos individuales, los más parejos a lo largo de la temporada fueron Diego Silva, Carlos Lauler y Eduardo Marechal, grupo donde también puede incluirse al joven Lino Sáez. Clave también fue el aporte de Evandro Arteaga y de Carlos Milano, quien asumió con propiedad el protagonismo de ser el extranjero tras la partida de Brandon Moss.
Sebastián Carrasco vivió sus mejores pasajes en la temporada regular, aunque en playoffs también protagonizó algunas jugadas relevantes. En la postemporada Michael Rivera apareció como una opción interesante en ofensiva, anotando triples importantes en las series contra Puente Alto y Leones. Nombres como Juan Alvarado y Pablo Pérez también fueron parte de un plantel que, si mantiene su base, seguramente irá en busca del bicampeonato.