El remero sampedrino hizo el balance de su desempeño en Tokio 2020, donde se ubicó en el 14° lugar general del doble ligero. Ya se proyecta para Santiago 2023.
Tiene apenas 24 años y ya puede contarle a sus amigos que estuvo junto con las más grandes estrellas del deporte mundial en unos Juegos Olímpicos. César Abaroa acaba de culminar su participación en Tokio 2020, donde junto al puertomontino, Eber Sanhueza, se convirtió en el exclusivo representante del remo nacional en la cita de los cinco anillos.
El deportista, perteneciente al CDE Inger, fue parte del par de remos Peso Ligero, una de las pruebas más competitivas de la disciplina, y donde se enfrentaron a las mejores parejas del momento. En una actuación que fue de menos a más, la dupla chilena finalizó en el puesto 14° de la clasificación general, luego de arribar en el segundo puesto de la final C, con su mejor tiempo del torneo que fue de 6 minutos, 31 segundos y 97 centésimas.
Un desempeño más que meritorio, considerando que significó el estreno olímpico absoluto tanto de Abaroa como de su compañero, que se consolidan así como una promesa concreta de cara a París 2024, la nueva cita olímpica que está ya a la vuelta de la esquina.
Gusto a poco, hambre gigante
César Abaroa es parte de la nueva generación dorada del remo chileno, esa que también integran nombres como los cuatro hermanos Abraham, Josefa Vila, Felipe Cárdenas o Yoseline Cárcamo, todos formados en la Laguna Chica y Laguna Grande de San Pedro de la Paz. La misma que tiene cuerda para rato y se proyecta con una fuerza inusitada para el más próximo desafío: los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
Con ese nivel de exigencia como marco, el deportista realizó el recuento de su participación en el evento, a minutos de embarcarse para dejar tierras niponas y emprender el regreso a Chile.
“Como balance general quedé conforme con lo entregado pero no así con el resultado. Veníamos con expectativas más altas y fue un golpe duro darnos cuenta que no estábamos para cumplirlas, en la final C competimos contra Portugal que sin duda es un rival muy fuerte, y salimos a darlo todo, a sacarnos las espinas con entrega, a vaciarnos y cerrar este ciclo con la mejor sensación posible. Y creo que así fue”, partió diciendo.
En ese aspecto, Abaroa prefirió quedarse con la tremenda experiencia que significó su paso por Tokio 2020. “Me quedo con lo positivo de este ciclo, con los buenos cuatro meses de entrenamiento que tuvimos, y con todo lo que mejoramos. Aprendimos también qué hay que mejorar, ya que de aquí nos abrimos paso a los próximos mega eventos hasta su culminación en Santiago 2023 y París 2024, donde llegaremos mejor a cada regata”, cerró.